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- MART�N FERN�NDEZ NAVARRETE, "Historia de la Nautica y de las Ciencias Matem�ticas", fragmento editado por Jos� Rodr�guez, �Azogue�, n� 3, Enero - Junio 2000, URL: http://www.revistaazogue.com

 

Mart�n Fern�ndez Navarrete

HISTORIA DE LA NAUTICA Y DE LAS CIENCIAS MATEM�TICAS

 

Fragmento tomado de la obra p�stuma del Excmo. Sr. D. Mart�n Fern�ndez Navarrete (1756-1844); "Historia de la Nautica y de las Ciencias Matem�ticas", Reprod. de la ed. de Madrid : Imprenta de la viuda de Calero, 1846, (Parte Tercera, Apartado n� 81). En �l se nos proporcionan noticias acerca de un alquimista espa�ol de finales del siglo XVI y principios del XVII llamado Lorenzo Ferrer Maldonado.

Jos� Rodr�guez Guerrero.


 

81.� De tantas luces como las matem�ticas y singularmente la astronom�a hab�an esparcido desde el siglo anterior, de ninguna supo aprovecharse Lorenzo Ferrer Maldonado en su Imagen del mundo sobre la esfera, cosmograf�a y geograf�a, te�rica de planetas y arte de navegar, para tratar de estas importantes materias con alguna novedad y ventaja de la navegaci�n, mucho m�s jact�ndose de haber sido un consumado marinero, que empez� su carrera a los quince a�os navegando el mar de Levante y Poniente, el de las Indias, y haciendo otras navegaciones m�s dif�ciles. Dice que quiso examinarse de piloto porque as� lo vio hacer a otros hidalgos que serv�an al Rey en las armadas(304). En otra ocasi�n dijo, se hab�a criado en Flandes y en alguna de las ciudades Anse�ticas(305); pero lo cierto es que por los a�os 1600 se prendi� y form� proceso en la villa de Estepa a un hombre que se llamaba Pedro Maldonado, natural de Guadix y vecino de Granada, que hallando oportunidad de hablar a solas con el Marqu�s de Estepa, le dio una carta sin fecha ni firma, aunque indicaba ser escrita por un religioso y la confiaba a un hermano suyo por ser hombre prudente y reservado. En ella, refiri�ndose a los pleitos que tra�a el Marqu�s, ofrec�a facilitarle los t�tulos que le faltasen para el buen �xito de las sentencias, acompa�ando muestra de la letra antigua que hab�an de llevar las escrituras. Noticiosa de esto la sala del crimen de Granada, llevo all� el preso con la causa, y por su confesi�n result� que Lorenzo Ferrer su cu�ado, casado con su hermana Do�a Juana Ferrer, le dio dicha carta, ignorando �l lo que conten�a; aunque esto se acredit� de falso. Comprob�se ser la letra de Lorenzo Ferrer, que ten�a destreza para imitar toda clase de escrituras: que era tenido por hombre de grande ingenio; que hab�a compuesto un libro muy curioso; que sab�a muchas lenguas y cantar, pintar y levantar figuras; y era gran ret�rico, latino y astr�logo. Ausent�se Lorenzo Ferrer luego que supo la prisi�n de su cu�ado en Estepa, y entonces se comenzaron a divulgar contra �l otros lances semejantes de escrituras falsas que hab�a forjado. La causa se continu�: di�sele tormento al reo y neg�; mas por sentencia de revista se le impusieron cuatro a�os de destierro de Estepa y de Granada en cinco leguas al contorno, y de extenderse a fuera de estos reinos si lo quebrantase. Finalmente habiendo faltado las personas y jueces que entendieron en este negocio, se dio aviso reservado al fiscal de que Lorenzo Ferrer estaba en Guadix: mand�le prender y no pudo conseguirlo por haberse fugado tres o cuatro d�as antes(306). Apareci�se en Madrid hacia el a�o 1609, y como all� no era conocido pudo darse mucha importancia autoriz�ndose con la dignidad militar de capit�n, sin jam�s haber llevado paga de un simple soldado, y diciendo que se hab�a criado en Flandes y en las ciudades Anse�ticas, que ten�a gran pr�ctica y conocimiento de las cosas de mar, y que con su industria y trabajo hab�a descubierto el Estrecho que con tanto cuidado buscaban entonces los ingleses, por el cual en solos tres meses y con menos costa podr�an llegar las naos desde Espa�a a las islas Filipinas y Molucas: que �l lo hab�a navegado todo hasta salir a la costa de la China y Jap�n, y que el canal era muy ancho, limpio y sin impedimento alguno. Con esto y con dar a entender que alcanzaba otros grandes secretos de naturaleza, se capt� la admiraci�n y el favor del vulgo, siempre amigo de novedades y prodigios: y con este apoyo popular, se atrevi� a dar memoriales a algunos ministros, exponiendo la importancia de su descubrimiento, del que presentaba dise�os y demostraciones, aunque sin propiedad ni verosimilitud en las tierras y mares que all� se�alaba. Pero con todo fue escuchado y admitido, con tanta mayor gana cuanto que con este primer favor comenz� a descubrir otros misterios mayores de la alquimia, y entre ellos el de convertir en oro los m�s bajos metales. Alucinados algunos con estas promesas, le proporcionaron casa y caudal competente para poner en obra su f�brica. Entret�volos con buenas esperanzas m�s de dos a�os, hasta que desapareci� y se fue ocultamente dej�ndolos burlados. En este intermedio, cierto amigo de D. Garc�a de Silva y Figueroa le present� este gran marino alquimista, para que se convenciese de la existencia del referido Estrecho: sabiendo que �l era de opini�n que no le hab�a. Present�se Ferrer con gravedad y mesura, y preguntado en qu� estaci�n y en cuanto tiempo hab�a navegado par aquel canal hasta salir al mar Oriental, y en qu� grados estaba la entrada y salida de �l, respondi� muy confiado que la entrada estaba en 78� y la salida en 75�, y que lo hab�a navegado en poco m�s de treinta d�as en los meses de noviembre y diciembre. Admirado Don Garc�a con tan solemne disparate y corrido su amigo, cort� y concluy� la conversaci�n; pero inform� de todo al Marqu�s de Velada, mayordomo mayor y del consejo de Estado, desenga��ndole de lo que se pod�a esperar de la ignorancia del proyectista, pues que se trataba en el gobierno de los planes que hab�a presentado sobre el estrecho de Anian, y lo mucho a que se ofrec�a en esta expedici�n(307). Por estos a�os se ocupaba el consejo de Indias, de examinar los proyectos de Fonseca sobre la aguja fija, y los medios de averiguar la longitud en la mar(308). Eran grandes los premios ofrecidos y muchos los opositores, y entre ellos se present� Ferrer Maldonado, como referiremos en otra parte. Lo cierto es que D. Garc�a de Silva conoci� todos sus embustes, y los demostr� y censur� con nobleza y severidad, y que el inmortal Cervantes se burl� de ellos con mucho donaire y delicadeza(309). Muri� aquel proyectista en Madrid a 12 de enero de 1625, en una casa posada calle de Silva; hizo testamento y por �l se mand� enterrar en la capilla de nuestra Se�ora en la parroquia de San Mart�n: dej� testamentarios a Don Andr�s de Henestrosa, calle de Buena vista, y a Do�a Francisca de Henestrosa mujer del difunto, y a su hija Do�a Francisca de Molina. Al a�o siguiente de 1626, apareci� impresa en Alcal� por Juan Garc�a la obra titulada Imagen del mundo, que hemos citado; y en la cual de las ocho partes en que la divide, solo la �ltima dedica a tratar particularmente de la hidrograf�a y arte de navegar; pero tan diminuta y vulgarmente que no merece aprecio alguno. Ni en ella habla del descubrimiento del trecho, como parec�a natural describiendo aquellas costas; ni de su invento para hallar la longitud, siendo asunto tan propio del arte de navegar. Sin embargo nos hemos extendido en dar noticias de este autor, porque el aplauso y favor que tuvo en el vulgo de su tiempo ha trascendido a algunos sabios de nuestro siglo que no menos alucinados con el descubrimiento del estrecho de Anian, han pretendido darle un cr�dito y una fe que no merece. La historia al presentar� la posteridad los hombres ilustres que honran la humanidad por sus luces o por los beneficios que la han dispensado, no puede omitir aquellos embaidores que la degradan, y que con enga�os y arter�as han pretendido alucinar los pueblos, y vivir a costa de su ignorancia y credulidad. Los unos sirven de ejemplo para la imitaci�n, los otros para el desenga�o.

 

NOTAS:
(Hemos respetado el n�mero de las notas en la edici�n original)

 

304.      Imagen del mundo, part. 8.�, cap. 2.�

305.      D. Garc�a de Silva y Figueroa, Comentar. de la embajada al Rey Xaabas de Persia en 1618, lib, 5.�

306.      Estas noticias constan de un documento existente en el archivo de Indias de Sevilla entre los llevados de Simancas, rotulados, Junta de guerra del consejo de Indias; y copia en mi poder.

307.      V�ase lo que dijimos sobre este supuesto viaje en la p�g. 49 y sig. de nuestra Introducci�n al viaje de las goletas Suitl y Mejicana para reconocer el estrecho de Fuca, imp. en 1802.

308.      D. Garc�a de Silva y Figueroa en el lugar citado.

309.      En la novela o coloquio de los perros Cipi�n y Berganza. V�ase nuestra Vida de Cervantes, parte 1.�, � 137.

 

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