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PRECEPTOS E INSTRUCCIONES

DEL PADRE ABRAHAM A SU HIJO

que contienen la verdadera Sabiduria Hermetica.

Tratado incluido en la "Biblioth�que des Philosophes Chimiques" de Guillaume Salomon. 1741.


 

Traducido del �rabe

Omnia mecum

Nosce te ipsum

1. Querido hijo m�o: como el �ltimo destino de la vida militante de todos los hombres es la muerte; con la esperanza de que su cuerpo reducido a polvo y ceniza deba volver un d�a a tomar una nueva vida gloriosa e inmortal, quiero recordarte esta idea y convencerte de la verdad que nuestro gran Dios nos ha transmitido a trav�s de nuestro gran legislador para encontrar en la Tierra el anticipo de esta vida triunfante: Este anticipo se halla en la Sabidur�a; quien la ama. ama la vida.

2. Es preciso, pues, que te coloques en la v�a del Se�or si deseas comprender estas maravillas y atraigas sobre ti el roc�o de sus gracias, m�s preciosas que el oro y la plata, seg�n nuestro gran Rey-Profeta.

3. Eleva, pues, tu coraz�n al Creador de todas las cosas y concibe, a partir del discurso que te doy, su poder, su bondad y su sabidur�a infinita, la cual brilla en la menor de sus criaturas; pero sobre todo en las piedras preciosas y en los metales filos�ficos que est�n por encima del Sol y de la Luna, los cuales, por perfectos que sean, no pueden estar sin m�cula como lo est�n nuestras admirables Piedras y Metales, con los cuales compara Dios su palabra sagrada; lo que debe hacer que los estimemos infinitamente m�s que a todos los Astros celestes.

4. Habi�ndote, pues, iniciado querido hijo m�o en la m�s sana Filosof�a que consiste en conocer a Dios, su Verbo y su Esp�ritu Santo, que no son sino una misma Esencia, quiero hacerte adorar su bondad de haber dado al hombre las m�s vivas luces de su Creador en un Arte misterioso que ha revelado a sus verdaderos adoradores, llamados Magos, o sea Fil�sofos perfectos en todos los aspectos.

5. Pero guardate de las opiniones err�neas de estos falsos Rabinos y vanos Fil�sofos seg�n la ciencia y los elementos o principios mundanos y vulgares que de una ciencia divina han hecho una ciencia diab�lica, condenados en todas partes en nuestros Libros sagrados y por el gran Dios humanizado, muerto y resucitado, a quien has de estar ligado hasta el �ltimo momento de tu respiraci�n.

6. Lo que te ense�o te resultar� claramente inteligible por tener fe en todos los milagros descritos por los Sabios aprende a reverenciar este Misterio profundo: De tres uno que ha de ser para ti m�s verdadero de lo que el arte y la Naturaleza te dar�n a conocer por experiencia.

7. Te encontrar�s, querido hijo, con miles de escritos de Fil�sofos, de todas las �pocas, de todas las edades. de pa�ses diferentes, pero detente s�lo en los que yo te dir�; aprov�chalos para la gloria del Alt�simo y la utilidad del Pr�jimo. Ser� lo m�s breve que pueda para no perturbar tu esp�ritu.

8. Has de saber que todos los cuerpos est�n compuestos por cuarto Elementos: Fuego, Aire, Agua y Tierra. Est�n siempre mezclados en s� mismos y en los cuerpos que constituyen Seg�n dominen m�s o menos en estos cuerpos, su especie es diferente; lo cual va al infinito.

9. El Agua es propiamente el primer Elemento, que da el nacimiento a todo cuerpo creado para producir o para ser producido; el Arte con la Naturaleza puede ayudar en la producci�n, lo que hace que los Fil�sofos produzcan uno que puede perfeccionar un metal imperfecto en uno perfecto Si la Naturaleza no ha hecho oro lo que llamamos Saturno, el Arte lo puede hacer: para ello hay que componer una sal que tenga siete cualidades y siete virtudes Esta sal se hace con el Oro o con la Plata unidos al agua argentina. Es preciso extraer esta Agua primitiva y celeste del cuerpo donde est� y que seg�n nosotros se expresa mediante siete letras, que significa la simiente primera de todos los seres, y no especificada y determinada en la Casa de Aries para engendrar a su hijo.

10. Los Fil�sofos han dado muchos nombres a esta Agua, llam�ndola primeramente Esencia divina, luego Esp�ritu de vida, Vinagre, Aceite, Fuego, Azufre, Tierra, Sal, Mercurio, Plata viva; es el disolvente universal. la vida y la salud de toda la carne.

11. Los Fil�sofos dicen que el Sol y la Luna se ba�an en esta Agua y que ellos mismos se resuelven en Agua su primer origen. A causa de esta resoluci�n se dice que mueren, pero sus esp�ritus son llevados sobre las aguas de este mar donde estaban sepultados.

12. Como un F�nix renaciendo de sus cenizas, este esp�ritu se reviste de un cuerpo negro, blanco y rojo con la ayuda del fuego elementario que act�a cont�nuamente, pero por grados, sobre esta materia primera, la cual, deseando separarse de la corrupci�n, se re�ne en lo m�s alto de la Esfera cristalina, de donde se ve obligada a bajar por los vapores de los cuerpos putrefactos que, poco a poco. le quitan su volatilidad y la fuerzan a tomar cuerpo con ellos Los Fil�sofos lo llaman sublimaci�n, trituraci�n, ascensi�n, destilaci�n, imbibici�n, incineraci�n. Este roc�o riega la tierra para que produzca un fruto precioso en su momento.

13. Este roc�o que circula en el vaso filos�fico demuestra los agradables colores del Iris a trav�s de las diferentes refracciones de la luz sobre las nubes vaporosas que se elevan de la tierra. El ojo y los sentidos se sobrecogen de admiraci�n con estos fen�menos.

14. El Oro y la Plata no tienen. hablando con propiedad, simiente y cuando estos Fil�sofos dicen que hay que extraer la simiente de su Oro y de su Plata, no se debe entender sino que hay que reducirlos del mismo modo que se reducen los vegetales que llevan semilla, que se resuelve en la tierra en forma de agua viscosa. Es lo que ocurre con su Sol y con su Luna sembrados en nuestra Agua que es como su tierra y su matriz.

15. Se dice entonces que sus cuerpos est�n podridos y reducidos a su naturaleza primera, tal como estaban al principio en el seno de la mina, por composici�n homog�nea impregnada de cierta sal y cierto azufre, se vuelven cuerpos s�lidos suaves y d�ciles bajo la mano del hombre, no pudiendo ser destruidos m�s que por el agua argentina, que no moja y que la Naturaleza produce en el seno de la madre universal de los vegetales y de los minerales, de donde sin embargo el artista la saca por medio del Acero m�gico.

16. D�gase lo que se diga, hijo m�o, no hay otro modo de resolver estos cuerpos en su primera materia. Atente a la que yo te declaro como la he conocido por experiencia y seg�n nos lo han transmitido los antiguos Pues en modo alguno soy del parecer de estos presuntos iluminados que quieren que todas las sentencias de los Sabios se refieran a sus materias quim�ricas y que no conciben que las par�bolas pueden recibir infinitas explicaciones, aunque no tengan m�s que un sentido verdadero que encierra en secreto un secreto inagotable.

17. Has de concebir, pues, que los cuerpos pueden ser destruidos, o sea, cambiados de forma, sin dejar de subsistir que sus partes pueden juntarse con otros cuerpos para volverlos m�s perfectos. De aqu� viene que un cuerpo opaco pueda volverse transparente como, lo sabes, el vidrio se hace a partir de la piedra, que es un cuerpo a trav�s del cual no se puede ver la luz Y un cuerpo transparente y rompible puede hacerse s�lido. resistiendo al martillo sin quebrarse e incluso volverse d�ctil como nos han ense�ado nuestros antepasados con el vidrio vuelto maleable.

18. Es cierto que no se puede negar seg�n el razonamiento de la buena F�sica que el Arte pueda volver un metal m�s perfecto de lo que lo fue por la Naturaleza. tanto m�s cuanto la experiencia lo confirma desde hace varios siglos. Pero dejando a estos h�biles razonadores errar en su sentimiento, cont�ntate, hijo m�o, con ejercer tu admiraci�n sobre lo que la pr�ctica te demostrar�. Es preciso que seas constante. suave y paciente siguiendo la Naturaleza.

19. Cuando empieces a operar. acu�rdate que el calor del vientre del Carnero calienta suavemente al Rey y a la Reina en su lecho nupcial donde dormir�n apaciblemente durante al menos cuarenta d�as y a veces cincuenta Al cabo de este tiempo saldr� de su cuerpo un vapor sulfuroso que cubrir� la superficie de la Tierra. Este azufre, espes�ndose d�a a d�a, formar� una nube que no es sino las resoluciones de los cuerpos reales en su primer ser. Vi�ndose ofuscado, el esp�ritu de la Tierra, y queriendo triunfar de la derrota de aquellos que lo hab�an engendrado en el seno de Cibeles, se elevar� hasta el techo del Palacio que recorrer� hasta que �l mismo sea forzado a bajar sobre las cenizas preciosas de los cuerpos destruidos que, por los vapores picantes que exhalan atraen con ellos la pura sangre de sus vencedores.

20. Intentar� levantarse varias veces. pero al final se ver� obligado a expirar con ellos; no ser�n m�s que una sustancia p�trida, negruzca y f�tida Aqu� los antiguos han dado la ocasi�n de ejercitarse a la sutilidad de los esp�ritus curiosos que no pueden comprender el sentido de sus enigm�ticas alusiones Lo que los hace errara es la falta de conocimiento de la rica Naturaleza.

21. Nuestros Magos llaman Drag�n, Le�n, Sapo, Serpiente Pit�n a nuestra Agua, y dicen que el veneno que lleva mata al Rey y que luego el cuerpo muerto, semejante a Apolo, mata con sus flechas a la Serpiente Pit�n; a esta putrefacci�n de los tres cuerpos le dan el nombre de cabeza del Cuervo.

22. He aqu�, pues, el color negro por el cual ha de pasar la Piedra y esto ocurre al principio del cuarto Signo Deja que act�e el calor que, habiendo reducido todo el Compuesto a cenizas, lo calcinar� poco a poco Contin�a con el fuego a�adiendo un tercer hilo a tu mecha hasta que todo se vuelva blanco; lo que ocurrir� al cabo de otros tres Signos, y esta materia borrar� la nieve con su brillo; podr�s entonces utilizarla para hacer todos los cuerpos de los metales parecidos a la Plata.

23. Entonces, si deseas llegar al rojo, que llegar� al cabo de otros tres Signos, es preciso que aumentes un cuarto hilo para adquirir el Rub� celeste; observa que estos hilos de aumento son aquellos de la temperie de la cocci�n continua, que adquiere fuerzas y grados a trav�s de la adici�n diaria y futura a los del pasado. As� ocurre con las Estaciones y Cuatro Tiempos del a�o; pero sobre todo recuerda que has de tener paciencia en el reparto.

24. Cuando poseas esta Piedra purp�rea, podr�s con ella, si eres prudente, prolongar y conservar tus d�as en perfecta salud e incluso transmutar todos estos metales viles en Oro pur�simo; finalmente, tendr�s en tus manos las llaves de la Naturaleza, sus m�s ricos y virtuosos tesoros: por medio de ellos lo podr�s desligar y abrir todo, ligarlo y cerrarlo todo.

25. Si tu sal blanca o roja no es fusible, a��dele de tu esencia y que todo quede blando como la masa primera, pas�ndola por todos los grados de calor, como hiciste en la operaci�n precedente; y reitera hasta que tu sal quede como cera; alaba a Dios en tu coraz�n, rog�ndole infinitamente que te d� las luces necesarias para usarla con prudencia.

26. Hijo m�o. comprendiendo este peque�o compendio, podr�s conciliar f�cilmente a los Fil�sofos que, en efecto, han pose�do la misma Sabidur�a; no hay m�s que una verdad, pero sus vestiduras son diferentes: Si uno de nosotros la presenta pomposamente adornada de finas pedrer�as y del Oro m�s puro, otro tan ver�dico la cubre con barro y esti�rcol podrido; otro exclamar�: �Oh felices Sabios, cuya Ciencia divina encuentra en lo invisible un punto indivisible, el �nico que puede componer el milagro del arte!

27. Bien comprendidos, estos tres te rasgan el velo y descubren la amable verdad a tu vista. S�lo a ti te concierne el seguir estos preceptos y por ello desarrollar�s f�cilmente los jerogl�ficos y todas las ficciones; ver�s, no sin extra�eza, este Mar rojo agitado que te abre un paso hacia la tierra prometida; contemplar�s estas Serpientes, que engull�ndose. se destruir�n ante tu asustada vista: y Mercurio regando esta arena engordada. las har� reproducir para adornar su verga con la cual, golpeando la celada que cubre su cabeza, todo se confundir� en la primera tierra

28. Podr�s descubrir en el Huevo filos�fico a estos dos Dragones antiguos de la raza de los Dioses: el fuego secreto ser� manifestado ante tus ojos. y el Mar glacial se te aparecer� s�bitamente. La Rama dorada estar� en tu poder: recoger�s con tus propias manos los Lirios y las Rosas Posesor tranquilo del fruto de las Hesp�rides. podr�s participar en la felicidad de los Dioses y beber grandes tragos de su n�ctar o de su ambros�a en su copa.

29. Mira, sin extra�eza, este horrible Drag�n. que no tiene m�s comida que s� mismo; este F�nix que renace de sus cenizas y este Pel�cano caritativo para con sus hijos Las famosas monta�as de Vulcano; as� como las diversas Obras de los C�clopes te aparecer�n representadas en un mismo cuadro; en �l ver�s a los impotentes Titanes vencidos por Apolo, Hijo lumin�fero del Sol.

30. Penetrando en el Caos tenebroso que form� el Universo, ve la Tierra sumergida por un horrible Diluvio, renaciendo al poco tiempo l�cida y purificada La verdad siempre venci� a la mentira Recuerda que es una y que est� desnuda y que s�lo puede aparecerse a las miradas de los Sabios, pues el vulgo est� ciego.

31. Reflexiona a prop�sito de la historia de Jas�n y de Cadmio; considera a Eneas en los Infiernos, al bello Gan�medes transportado hasta los Cielos Ve el Mar agitado por el Padre de nuestros Dioses que con una espuma hirviente da a luz a la bella Venus ante tus ojos, la que luego ser� madre de los Amores.

32. �Ah!, acu�rdate, hijo amado, de nuestras Letras sagradas; penetra en su sentido: hallar�s la vida S�, podr�s explicar, con un contento inexpresable, los encantadores cuadros del genio de los humanos Toma tu l�piz para dibujar un punto; �l solo puede instruiste, pues lo encierra todo.

33. Extasiado de admiraci�n sobrenatural. considera este punto, concibe su centro, mira su circunferencia; juzga su extensi�n que los une; feliz t�, hijo m�o, si el Padre de las luces, por un rayo de su Esp�ritu divino y un fuego radiante de inteligencia, abrasando tu coraz�n. te revela en secreto la multiplicaci�n de este punto por su centro.

34. Este Trino inseparable que lo ha procreado todo, fundamento eterno. se descubre en ti. Imagen de tu Dios; medita sus Obras y siguiendo a la Naturaleza. observa su comienzo. su progreso y su final; all�. sobrecogido de admiraci�n. adora al Todopoderoso.

35. Repasa en tu memoria esta simple operaci�n. que hiciste bajo mis ojos. recogiendo una planta con sus ra�ces y su grano, que putrificaste para sacar su sal vol�til; luego, consumiendo el resto con el ardor de las llamas, te qued� una ceniza preciosa que te dio una sal cristalina fija. Uniendo las dos por cierto medio, no hicieron m�s que una, que hiciste jugar con Vulcano; y retirando esta sal abrasada, �oh asombroso prodigio! que el peso de un grano de mijo sembrado en la tierra te reprodujera un gran n�mero de plantas, que en mucho superaban en belleza a la primera que destruiste. �No demuestra esta palingenesia la resurrecci�n de los vegetales?

36. Admiraste conmigo en el juego de la Naturaleza el germen indestructible de cada criatura. Viendo el milagro de la vegetaci�n, comprendiste que lo mismo pod�a ocurrir en los otros dos reinos, y comprendiste tambi�n el misterio de la resurrecci�n universal; s�bitamente exclamaste : � Ah!, si la vil Criatura realiza este prodigio, �acaso podr�a nuestra fe negarle al Creador supremo el poder y la virtud soberanos de regenerarnos en los cuerpos m�s perfectos, para gozar para siempre de la vida eterna? Nosotros, digo, alma de su alma, esp�ritu de su esp�ritu, que su paternal amor ha creado como sus hijos privilegiados m�s poderosos y Virtuosos, a su Imagen y semejanza.

37. Has de estar, pues, persuadido de que la sal de todos los individuos encierra en s� este verdadero germen propio y vivaz, que puede regenerar y multiplicar hasta el infinito; esta sal es la caja que encierra el b�lsamo del azufre y el licor Mercurial que llamamos Pis�n, o r�o de las aguas vivas, que circula en toda la tierra de vida, donde nace el Oro de la Naturaleza; seg�n la expresi�n de nuestro sabio Legislador, el Oro de esta tierra es muy bueno, verdadero, perfecto y exquisito El azufre es un poco m�s poderoso que el fuego elementario; lo cual hace que la forma que encierra no pueda ser destruida por �ste; el mercurio es el buen compa�ero que proporciona todo lo necesario para la multiplicaci�n.

38. S�, esta puerta abierta te presenta un paso feliz para llegar al santuario de la Naturaleza, cerrado con tres llaves diferentes; la primera es de hierro, la segunda de plata Pur�sima, y la tercera de oro deslumbrante; pero, sobre todo, acu�rdate de poner cada llave en su cerradura, para poder encontrar la clave universal de las maravillas del mundo.

39. Si el Esp�ritu divino te procura la entrada, arrodill�ndote, adora al Eterno; Inmortal y Todopoderoso; recibe de manos de la Sabidur�a esta Ampolla sagrada, que llama a los muertos del fondo de sus tumbas y cuyo purp�reo aceite vence al Demonio hasta el fondo de los Infiernos y confunde en un momento la ignorancia ciega que mata a los humanos.

40. Hijo amado, recuerda las lecciones de tu padre, s� sobrio y templado en medio de las riquezas, socorriendo a tus hermanos necesitados con este Esp�ritu de vida. Entiende que hace falta poco para conservar los cuerpos y que s�lo tienen alma viva por �l. D�ndote el conocimiento de esta verdad, obedezco el Mandato que el Se�or Dios nos hace por boca de su profeta Isa�as c.38, v.19 Unicuique Deus mandavit de proximo suo.

 

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