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- SEUDO-ENRIQUE DE VILLENA, "Tratado de Astrolog�a", texto presentado y editado por Jos� Rodr�guez Guerrero, �Azogue�, n� 2, Julio - Diciembre 1999, URL: http://www.revistaazogue.com

 

Seudo-Enrique de Villena

TRATADO DE ASTROLOG�A

Este texto ha llegado hasta nosotros a trav�s de una �nica copia manuscrita del siglo XV conservada en la Biblioteca Nacional de Madrid atribu�da falsamente al c�lebre Marqu�s Enrique de Villena (1384-1434). Los estudios contempor�neos realizados han venido a mostrar que la fecha de redacci�n dada en el colof�n (1428) es completamente falsa al citarse hechos hist�ricos posteriores como la toma de Huelma por el Marqu�s de Santillana en 1438 o el eclipse parcial visible en Espa�a el 19 de septiembre de ese mismo a�o. Tambi�n se ha desechado la posibilidad de que el tratado se hubiese servido para su redacci�n de materiales porcedentes de alg�n supuesto escrito villen�s dedicado a la astrolog�a por razones que son ampliamente explicadas en la excelente edici�n cr�tica que realizasen Julio Sams� y Pedro M. C�tedra a la cual les remitimos.

Jos� Rodr�guez

 

Bibliograf�a: "Tratado de Astrolog�a atribuido a Enrique de Villena", Editorial Humanitas, Barcelona, 1983, (Edici�n cr�tica de Julio Sams� y Pedro M. C�tedra).


 

 

AQU� COMIENZA EL TRACTADO DE ASTROLOG�A QUE FIZO EN ROMANZE DONENRIQUE DE ARAG�N, SE�OR DE INIESTA, EL CUAL ES DEPARTIDO CON LAS TABLAS E MUCHOS PASSOS DE SU INVEN�I�N

Alano, doctor famoso e poeta speculativo, fablando de la oc�iosidat en el prohemio del Comento astrologal sobre Tholomeo dize: �La vida sin fructo peor es que muerte�. Esso mesmo Isidoro, De sumo bono, dize: �Aquel es siervo que vive seg�nd s� mesmo�. Otros�, Aristoxeno dize: �Quien aplaze a los otros m�s que a s�, de s� siervo faze se�or�. Otros�, dize en el Libro del amor�o Tulio: �Passi�n propria es de amor servirse amado de amador�. Por Resvalio fue, por ende, considerado la vida sin fructu ser muerte; et vevir seg�nd s� mesmo, servidumbre; et aplazer a los nobles ser dignidat; et que proprio amor del buen servidor es maginar en qu� far� servi�io a su se�or.

Por ende, pens�, mediante la bondat de Dios, de ender�arvos por servi�io del cavallero don Enrique de Arag�n, se�or de Iniesta, que vos copil� esta parte de la astrolog�a escogida con las muchas piezas e pasos de su inven�i�n, poderos loar et catar en uestro obispado de Burgos. Por que soplico a los leyentes aver aten�i�n e, si bien non traslad�, som�tolo a correc�i�n de sancta Iglesia.

Et por ende, aqu�sta ser� partida en dos partes. En la primera tratar� de los helementos en general e de cada uno en spe�ial. Et en la segunda parte tratar� de todos los cuerpos sp�ricos seg�n sus movimientos. Et para esto proseguir porn� primeramente dos cap�tulos: en el primero dir� en qu� manera Dios cri� el mundo, por dar comien�o en este tratado a mi raz�n; en el segundo dir� dell alma prin�ipiada: es perpetua e es medio con el cuerpo, composi�i�n de todas las cosas que Dios cri�.

 

 

PRIMERA PARTE

 

 

EN QU� MANERA DIOS CRI� EL MUNDO

Dios, comien�o non comen�ado, cri� el mundo en cuatro maneras, conviene saber: idealmente, materialmente, formalmente, ordinalmente. Digo lo primero, que cri� Dios e form� el mundo idealmente, que impropriamente fablando quiere dezir por imagina�i�n o semejan�a, porque antes que el mundo feziesse era en su deidat la imagen e figura del mundo con todas las cosas; et aquesto fue eternalmente en su deidat, ans� que su pensar non ovo comen�amiento.

Et si alguno dixiesse qu� faz�a Dios antes del mundo, dezirse �a que faz�a el mundo en semejan�a, porque era en s� tal cosa apartada aquel pensamiento, que pod�a Dios d'�l figurar et entallar aquello que �l quesiesse. E aquesto llamaron los griegos antiaros, que quiere dezir mundo en semejan�a. Et, por ende, dixo Arist�tiles el mundo non ovo comien�o, convi�n saber idealmente.

Lo segundo cri� Dios el mundo materialmente, ca despu�s que eternaliter lo imagin�, impropie fablando, fizo de nada una gran materia sin figura e semejan�a, a la cual llaman los griegos y1l�.

Lo ter�ero cri� Dios el mundo formalmente, ca despu�s que ovo fecho aquesta gran materia como le plogo p�solo en obra, seg�nt su buen ordenamiento, e f�zolo en seis d�as e al seteno folg�, non porque era cansado mas porque todas las cosas eran acabadas. E algunos dizen que ayuntadamente fizo Dios todas las cosas, seg�nt aquel de�r: �Qui creavit simul omnia�, que quiere dezir ��l cri� todas las cosas ayuntadamente�. Et ans� pares�en estos dezires ser contrarios. A esto se puede responder que una cosa por diversas maneras considerada non trae contradi�i�n. Exemplo en la raz�n que fablamos; ca, si consideramos el mundo ser fecho formalmente o ordenadamente, en esta manera dezimos que fabl� Mois�n; si lo consideramos primera o segunda manera, de aquesto es la segunda auctoridat, e ans� la raz�n non es contra literal significa�i�n. Et si alguno dize pues que tal ordenan�a e regla era en todas las cosas e cuerpos celestiales la tierra era tal como agora, dezimos que non, por cuanto luego que cri� Dios el mundo, seg�nd dize el Maestro de las Istorias scol�sticas en�ima del G�nesi, en el cap�tulo segundo, dize que la tierra era vana e vaz�a, ca era como abismo sin provecho e sin pare�er, e los griegos llam�ronle caos. E, por ende, dixeron los jud�os, en�ima que aquella parte do dize �el Sp�ritu del Se�or era en�ima de las aguas�, que estava en�ima como faze la paloma sobre los huevos.

Et d'esto avemos que si preguntasse alguno en el comien�o del mundo d� estavan los cuatro elementos, respondemos que do est�n agora, puesto que non de aquessa manera cuanto a los sus componimientos, ca el Se�or en el sesto d�a adorn� la tierra de animales e cri� al omne a su semejan�a; en el quinto d�a fermose� ell agua de pe�es e el aire de aves; en el cuarto d�a fermose� e compuso el fuego de strellas fixas e planetas, et, por ende, dize Mois�n en el cap�tulo primero: �Sean fechas lumbrarias en el firmamento del �ielo, porque se aparte el d�a de la noche e sean tiempos e a�os�. De lo cual fablando el Maestro de las Istorias en el cap�tulo sesto dize: �El Sp�ritu Santo non tan solamente quiso que fuessen las estrellas e planetas por fermosura e luz, mas a�n quiso que fuessen en se�al de los buenos e malos temporales�, que son cono�idos e departidos por los doze signos.

Et si alguno dize: pues pare�e que el omne e las bestias e animales non fueron fechos de los elementos; a esto dezimos que las estrellas ans� criadas, como fuessen de naturaleza de fuego, comen�aron de se mover e, andando, calentaron el aire e el aire calent� ell agua e dell agua la tierra, et dende fueron criados todos los animales por mezclamiento de los elementos.

Aqu� puede alguno dezir por qu� non fueron todos de una condi�i�n; dezimos que aqu�llos que tomaron m�s del fuego e del aire fueron m�s ligeros, ans� como las aves, e aqu�llas que tomaron m�s de fuego que de aire buelan m�s ligero, ans� como gavil�n, arexaque o ven�ejo, e las otras que tomaron m�s de aire o de agua buelan m�s pesado, ans� como �nades o milanos, gar�as e otras semejantes. E de las otras que tomaron m�s del fuego fueron col�ricos, ans� como el le�n, ligero e col�rico; et los que tomaron m�s de la tierra son malenc�nicos, ans� como el buey e el asno; et los que tomaron del elemento del agua fueron frem�ticos, ans� como los pes�es, spe�ialmente sin scama.

Et d'essa parte en la cual egualmente fueron igualmente convenidos los elementos fue fecho el omne. Et por esto dize Mois�n en el primero cap�tulo: �Form� Dios el omne del limo de la tierra�. Et de su costilla form� a Eva et fizo sus almas de nada. Et, por ende, si alguno preguntasse cu�l cosa fizo Dios de mayor dignidat, responden los sabios que el omne, et esto por muchas razones spe�ialmente por dos: la primera, porque los elementos eran ya entre s� muy bien igualados e convenidos e los planetas fuera de los logares donde comen�aron a moverse, seg�nd lo afirman todos los astr�logos que d'esto tratan; la segunda raz�n fue porque Dios fizo solamente al omne e todas las otras cosas mand� que fuessen fechas, ca �ierto es que m�s es fazer la cosa que mandarla fazer. Et si alguno dize cu�les cosas durar�n por siempre, dezimos que aqu�llas que fueron fechas de nada, ans� como sp�ritus, �nimas, yll�, e todas las cosas otras se bolver�n en aquello de que fueron compuestas. Testimonio es de Phil�sopho.

Et, por ende, el mal avr� fin e'l bien nunca fenes�er�. Et si alguno dize por qu� el mal avr� fin e el bien non, dezimos que el mal fall� el diablo e non porque lo fizo Dios, et por ende el mal es nada, ca todas las cosas que son sin Dios son nada, ca Dios non fizo el mal, maguer algunos piensan que sean dos naturas, una de bien e otra de mal, e que el bien fizo Dios e el mal el diablo, lo cual es falso porque el mal non es natura, maguer lo fallasse el diablo cuando pec�.

E que el mal non sea por natura pu�dese mostrar por raz�n, ca toda natura o es sin comien�o o comen�ada; si es sin comen�amiento, ans� es Dios, el cual non es comen�ado, mas comen�ante todas las cosas. Et si es comen�ada, en dos maneras, ca o es perpetua o non; si es perpetua, ans� son las cosas criadas de nada, seg�nt dicho es; si non es perpetuo duradera, ans� son todas las cosas resulubles. E como el mal non sea ninguna d'estas cosas, s�guese que nada es. Ca si viene sobre la criatura buena, corr�mpela en su nature propriedat; et cuando d'ella se parte queda la criatura sana. Otros�, el mal non tiene logar �ierto d� ans� como en su fin. Et si alguno dize que ans� es el bien, que non est� en un lugar, mas en muchos, yo le dir�a que el bien solamente es en Dios por cen�ia e en las otras cosas por gra�ia. Et si alguno me arg�isse que semejante el mal es el diablo, yo le dir�a, salva gra�ia, ca si el mal fuesse cen�ialmente en el diablo aquel mesmo instante que Dios criara al diablo, luego fuera en �l el mal et, maguer pecara, non oviera pena, lo cual es falso.

Et por ende, de aquestas razones nas�en dos conclusiones: la primera es que usar bien es naturaleza; la segunda es que mal usar es contra naturaleza. Por que non se deve ninguno maravillar porque el mal es tanto reprehendido, ca non nada de la naturaleza tiene, sobre lo cual es fundada toda la sancta Scriptura. Et de aqu� nas�e com�n dezir de los doctores, que m�s pesa un pecado mortal que todo el mundo.

Lo cuarto cri� Dios el mundo poniendo orden en todas essas cosas que cri�. Et aquesto fue cuando todo ya criado puso la natura de cada cosa sobre s� e estable�i�les sus �iertos cuerpos e derechos, c�mo deven engendrar, nas�er, cres�er e morir, seg�nt fuer�a, propriedat e natura de cada una d'ellas. Et ans� que toda la obra de genera�i�n e corru�i�n fue comendada desde comien�o del mundo a la naturaleza, seg�nt fundamento de philosof�a. E para esto bien conos�er, fueron falladas las s�ien�ias liberales, sin las cuales ninguno por sotil que sea non puede aver conos�imiento de natura, ca si non avemos perfeto conos�er por las s�ien�ias de todas las cosas es por defecto de nuestro fraco juizio, mas non por defecto de arte, de lo cual dize el Phil�sofo en el segundo libro de Methaph�sica: �Bien ans� como los ojos de la lechuza a la claridat del sol, bien ans� el nuestro entendimiento a todas las cosas que son muy �iertas en la naturaleza, ca, si bien non las entendemos, es por defecto nuestro e non de naturaleza, ca en todo es sin defecto alguno�.



CAP�TULO DEL OMNE E DE SU ALMA

Dios loado que fasta aqu� dize las cuatro maneras c�mo Dios cri� el mundo. Agora fablar� este cap�tulo del omne e de su alma. Et sabet que cuantas cosas Dios fizo fueron fechas por el omne e por ende las otras mand� Dios fazer e el omne fizo Dios. E, por ende, es de mayor dignidat por la reveren�ia que Dios le fizo en lo �l solo fazer, ca de todas las otras cosas mand� Dios e dixo: �sea ans��, e ans� fue fecho. Mas cuando al criar del omne, dixo: �Fagamos omne a la nuestra imagen e a la nuestra semejan�a�. Mas el omne fue metido en poder del diablo por su pecado.

Et si alguno dize qu� fue la causa porque el diablo cuando pec� luego cay� e el omne ovo espa�io de se arrepentir, aqu� responden los doctores de theolog�a que fue aquesto por muchas razones. Et por non fazer pro�eso grande dir� algunas d'ellas.

Lo primero que, como Lu�ifer fue la primera criatura que Dios cri� e p�sola muy �ercano de S� et su gloria era m�s que de otro ninguno sp�ritu, e porque en �l fue primeramente movimiento de pecado e puso en obra, e por ende cay� luego. E nuestro padre Ad�n fue la postrimera criatura et fue muy lexos de Dios, e tanto cuanto m�s fue alexado, tanto m�s ovo spa�io de se arrepentir. La segunda raz�n es que Lu�ifer pec� por mali�ia de s� mesmo; Ad�n, con ayuda de la materia fraca de la carne; e, por ende, ovo spa�io e Lu�ifer non. Otros�, a Lu�ifer non le movi� cosa alguna para pecar, sacada su mali�ia, et a nuestro padre Ad�n el gran siguimiento de la muger le movi�, porque ella non entendiesse que la menospre�iava. E ans� que Ad�n dev�a aver spa�io de se arrepentir e Lucifer non.

Pero dev�s saber que los buenos �ngeles son guardados por gra�ia, mas non por natura. Otros�, el omne ovo perd�n de su pecado porque hav�a en �l aparejamiento de pecar por causa del cuerpo, que es de lodo, mas el diablo, non aviendo flaqueza de carnalidat para pecar, pec� sin raz�n e cay� con raz�n e por esso non ovo perd�n et despu�s que los �ngeles malos cayeron e los buenos fueron confirmados por gra�ia de fazer siempre bien. Et de aquesto dize Mois�n: �En el segundo d�a fue estable�ido el firmamento�.

E los �ngeles buenos saben las cosas antes que sean por la palabra de Dios; et maguer los diablos todas las virtudes perdieron, non perdieron el entendimiento. E lo que ellos pueden saber antes que sea es en una de tres maneras: o por sotileza de natura, o por espa�io de tiempo, o por revela�i�n de poder�o que les viene de suso. Esso mesmo, los omnes saben las cosas por estas tres cosas sobredichas, convi�n saber: o por sotileza de natura, de lo cual tratan las s�iencias ex�eptivas, que com�nmente dezimos nigroman�ia, et a�n astrolog�a se entremete en este caso, seg�nt ayuso dir�. O las sabe por luengo tiempo, e por ende dize el Phil�sofo: �Por las cosas passadas juzgamos las que son por venir�. O las sabemos por revela�i�n, como los prophetas et otros muchos, maguer sus dichos non han lugar fasta que la esperien�ia los demuestra, de lo cual dize Aristoxeno, sobre el Son de Cipi�n, do dize: �El dicho del sabio pobre non ha logar fasta que la esperien�ia le da favor�.

Et todas estas cosas nas�en del entendimiento dell alma. Onde sabet que ella es vida del omne e Dios es vida dell alma; e ell alma del omne non es omne, mas ayuntamiento de cuerpo e �nima ra�ional es dicho omne. E por esso dixo sant Paulo que �nima fue fecha en la carne a la imagen de Dios. Et por esso erraron los que tiene que por alma se entienda cuerpo, ca cuando �l dixo: �Es fecha a la imagen� non se entender� que cosa sea que se pueda mudar, mas cosa sin cuerpo ans� como Dios e los �ngeles. Et devedes saber que n�s avemos avantaja de todas las otras animalias, non por fuer�a nin por sentir mas por entendimiento, ca raz�n e entendimiento es alma, e fuer�a e sentimiento es el cuerpo e a�n alma.

Et sabet que alma tiene muchos offi�ios e por cada offi�io cobr� su nombre que conven�a a tal offi�io, ca en cuanto tarda en el cuerpo e lo cr�a es dicha alma; e en cuanto quiere es dicha voluntat o talente; et en cuanto ella juzga es dicha raz�n; e en cuanto siente es dicha sentimiento; e en cuanto sabe es dicho saber; et porque entiende es dicho entendimiento, que es la mayor et m�s alta partida de todo el omne, ca por �l avemos raz�n e conos�imiento e por �l es dicha imagen de Dios. Et raz�n es movimiento de alma que da sotileza a la vida del entendimiento et aparta la verdat de la falssedat.

Mas el cuerpo ha otros offi�ios, que son: ver, o�r, oler, gustar, tactar. E ans� como un omne lieva ley a otro por entendimiento, bien ans� un seso lieva ventaja a otro por virtud e logar, ca oler sobrepuja al gostar por virtud, ca obra de m�s lexos, e por logar, ca es m�s alto, e ans� es de cada uno de los otros. Mas todas estas cosas sobrepuja ell alma con raz�n e entendimiento et obra de m�s lexos que los sentidos, por lo cual ha conos�imiento de Dios.

E, por ende, dezimos que la cabe�a es silla dell alma. E ha en s� tres �eldas: una para aprender e otra para conos�er e otra para retener; et por esso son muchas cosas en la imaginativa que ninguno non proporn�a por lengua. Et de aqu� nas�e la raz�n que dizen los phil�sofos, que los mo�os son algunas vezes sin culpa en pensar malos pensamientos e travessuras, pues que non han poder de las complir.

Otros�, alma es dicha memoria, porque acuerda, la cual es thesoro e guarda de todas las cosas que omne falla e de las que aprende. Et memoria es ans� retenedora o que, si alguna cosa es pares�ida delante de la vista del omne, todo es en la memoria. Et, por ende, non es maravilla que en Dios que quepan todas las cosas sin embargo que se fagan las unas a las otras, pues que en la memoria del omne caben todas las cosas vistas sin embargo. Et devedes saber que la memoria non acuerda el poder�o de Dios por imagem como las otras cosas, mas por s� mesma, y ans� como quien se acuerda por alegr�a, ca si ans� non fuesse Dios ser�a olvidado. E, por ende, es ne�essaria fe para salva�i�n, porque este vocablo fides tanto quiere dezir como memoria sin figura representada al entendimiento. E, por ende, dixo Dios a Mois�n: �A m� nunca me ver� ninguno�; conviene saber, por semejan�a representada a los sensuales ojos como a las otras cosas corporales, maguer lo vee la memoria por s� mesma, entendi�ndolo el entendimiento por sus effectos.

E, por ende, se dize que aonque Adan non pecara, Jhesuchristo tomara carne, porque aquello que corporalmente ver non pod�amos, mediante la carne lo acat�ssemos. Et m�s devemos saber, que memoria cahe en los omnes e en las bestias, mas entendimiento solamente es a los omnes e �ngeles. Et por esto fizo Dios al omne al�ado de cara al �ielo e las otras animalias faza tierra, porque el omne siempre usase de raz�n et non de talente, ans� como las bestias brutales fazen.

Et agora, Dios loado, que fasta aqu� dixe et acab� los dos cap�tulos de la crian�a de todas las cosas, agora fablar� de los helementos en general et despu�s de cada uno. E, ans�, far� �inco cap�tulos.



DE LOS HELEMENTOS EN GENERAL

A�erca de lo cual devedes saber que nuestro Se�or Dios, en el comien�o del mundo, fizo una gran materia sin forma e sin figura; et era de tal natura que pod�a d'ella fazer lo que �l quisiesse. E aquesta materia llamaron los griegos yll�. E de aqu� tomaron nombre los helementos, por cuanto fueron sacados d'esta materia y1l�. Por que conviene saber qu� cosa es helemento, de lo cual dize Plat�n en el libro Pachegni -all�galo Alano en la Suma de philosoph�a-, do dize: �Helemento es la m�s simple e m�s peque�a parte de cualquiera parte�. Declara este dezir Alano, e dize: �Alos es la m�s simple parte, porque helemento non tiene varias nin contrarias cualidades, et es dicho lo m�s menor cuanto a la su cuantidat et grandez�. Et si dize alguno cu�ntos son los helementos, dezimos que son cuatro: fuego, aire, agua, tierra. Et si pregunta cu�l es su substancia, dezimos que de la tierra es sequedat e de agua frialdat e de aire humidat e de fuego calentura.

Et si alguno dize d� est�n estos helementos, dezimos que est�n en la composi�ion de cualquiera cuerpo natural de los animales pues que es compuesto d'estos cuatro helementos. Et si alguno argumentasse que, seg�nt pares�e por philosof�a, el fuego es jalde, el aire bermejo, ell agua verde, la tierra prieta, los cuales acaes�e ser vistos en el que dezimos iris, o arco, pues s�guese que fuera est�n los helementos de los cuerpos de los animales e de las criaturas. A esto dezimos que los tales helementos non son propriamente fablando simples, mas son helementos compuestos, de lo cual dize Plat�n: �La nobleza e raz�n de Dios quiso que el mundo, el cual ovo �l compuesto con gran poder, de mucho saber e de buena e amorosa voluntat, de cosas non vesibles, que feziesse a los ojos de los omnes por colores ser vistas e conos�idas, e que las podiessen ta�er e sentir, por las cosas que pueden ser ta�idas e sentidas�.

Et, por ende, Dios fizo los helementos compuestos, vesibles de diversas cualidades, onde la tierra que vemos, agua, aire, fuego que sentimos, cada uno es compuesto de los cuatro simples. E por esso dezimos a lo que tiene cuatro grados de sequedat tierra, et cuatro de frialdat agua, e cuatro de humedat aire, et cuatro de calentura fuego. Et para esto bien saber, avedes de notar que cada cual d'estos helementos compuestos ha diez grados de composi�i�n: la tierra tiene cuatro grados de sequedat, que es su esen�ia, e tres de frialdat, que son agua, e dos de humedat, que son aire, et uno de calentura, que es fuego. Esso mesmo agua, helemento compuesto, tiene cuatro grados de frialdat, que su esen�ia est, e tres de humedat, que es aire, e dos de sequedat, que es tierra, e uno de calentura, que es fuego. Otros�, el aire tiene cuatro grados de humedat, que es su substancia, e tres de fuego e dos de agua, e uno de tierra. Esso mesmo el fuego tiene cuatro grados de calentura, que es su esen�ia, tres grados de tierra e dos grados de aire e uno de agua. Todo esto dize Alano e Alberto Magno e el comentator Even Ruiz.

Pero puede alguno dezir contra: �ierto es que los helementos se convierten unos en otros, ans� como agua elada en tierra, e la tierra se converter� e convierte en agua, e la agua en aire et el aire en agua, pues concluyo que los helementos se convierten los unos en los otros e fazen sus resulu�iones naturales. A esto dezimos que los helementos simples es y1l�, los cuales non son convertibles nin resulubles, porque son de considera�i�n de la primera materia, mas los helementos compuestos son convertibles e resulubles, e non de aquello que es yll�.

Pero alguno puede a�n dezir contra que vemos que el omne es compuesto de los cuatro helementos, mas t�rnase en tierra; esso mesmo, el pero cuando podres�e; esso mesmo, la quintaesen�ia del vino, si fuere ralamente echada por el aire, non caer� en tierra, maguer son a� todos los cuatro helementos. A esto dezimos que non tan solamente son convertidas tales cosas en tierra, mas a�n en los otros, ca toma cada uno lo que a� puso. Exemplo: dicho avemos que la tierra tiene cuatro grados de sequedat, los cuales ans� son proprios e substan�iales de tierra que nunca ser�n convertidos en otra cosa. Mas los tres que son de agua t�rnanse en agua, e los dos grados de humidat que est�n en la tierra t�rnanse aire, e lo que es a� de fuego t�rnasse en fuego; e ans� que cada uno, seg�nt toma de cada cosa que se resuelve, es m�s o menos, en tal manera que si poco tiene poco toma, si mucho, mucho. E de aquesto fablando Arist�tiles, dize: �Cada cosa se resuelve en aquello de que fue compuesta�. Et aqu� vean los alquimistas, que se afanan de convertir un methal en otro, qu� es lo que convierten o resuelven.

Et si alguno dize por qu� non son m�s de cuatro helementos, a esto dezimos que nuestro Se�or puso el fuego et la tierra de manera de �imientos firmes; et por cuanto la tierra es roma e asentada e corporienta et el fuego es agudo, movible e delgado, e tales op�sitos contrarios, qu�solos Dios allegar mediante alg�nt medio. E, por ende, cri� Dios dos medios, es a saber, aire, agua; porque, si s�lo aire criara por medio, el medio fuera desigual, porque m�s fuera en ayuda del fuego que de la tierra. Otros�, si �l criara agua por medio, por semejante fuera medio desigual, porque m�s se allegara a la tierra que al fuego. E, por ende, fuera e fue ne�essario dos medios, es a saber, aire, agua; ell agua que ayudasse a la tierra e el aire al fuego; e ans� fuesse igualdat e non desigualdat. E por cuanto dos �imientos et cabos contrarios requiren dos medios, e dos e dos son cuatro, por ende non pueden ser m�s nin menos de cuatro helementos.

Pero puede alguno arg�ir, deziendo: -�Dicho avedes que en la tierra ay diez grados, los cuatro son un helemento e los tres otro e los dos otro e el uno otro, que fazen cuatro por ayuntamiento o mezclamiento; e ans� que cuatro vezes cuatro dizis�is fazen; pues luego s�guese por esta raz�n que son m�s de cuatro helementos�. A esto dezimos que v�s devedes saber dos distin�iones: la primera, que mucha diferencia ay entre ayuntamiento e entre mezclamiento. Raz�n por qu� dize Arist�tiles: entremezclamiento de los contrarios es cuando dos contrarios ans� son ayuntados o allegados que aquella cosque d'ellos resulta nin es lo uno nin lo otro. Exemplo: si ponemos agua muy fr�a al fuego, desque la calentura grande del fuego igualmente fuesse ayuntada con la friura grande dell agua, non quedar�a lo callente nin lo fr�o, mas quedar�a lo tibio.

Otros�, devedes saber que ayuntamiento es cuando dos contrarios se ayuntan en uno, ans� que quedan los contrarios como de primero. Exemplo: ans� como son los helementos que son ayuntados en sus grados, mas non son entremezclados, et, por ende, siempre en tal ayuntamiento queda el helemento de agua agua e el del aire aire e ans� de los otros. Et, por ende, dizen los phil�sophos que los entremezclamientos son en las cualidades e los ayuntamientos en los helementos. Et, por ende, los helementos son materia e sus propriedades cualidades dezimos; que cuando dizen que la tierra tiene diez grados, esto se entiende de la tierra que es helemento compuesto por ayuntamiento de los cuatro helementos e por entremezclamiento de sus cualidades.

Et si alguno dize por qu� son diez grados e non m�s o menos, a esto dezimos que aquesto es por cuanto la tierra lieva nombre de tierra porque tiene m�s grados de tierra, es a saber diez grados de espeso m�s que'ell agua, e el agua es m�s rala que la tierra diez grados, e el aire es m�s ralo que el agua diez grados, e el fuego es diez grados m�s que el aire ralo. Ans� que pares�e asaz que el fuego es en treinta grados m�s ralo que la tierra et en veinte m�s que ell agua et en diez grados m�s ralo que el aire. Et devedes bien entender que ralo se toma por ladez o grandez et espeso por pequenez. Et ans� que la tierra es mas peque�a que el agua diez vezes e que el aire veinte vezes et que el fuego treinta vezes; et �sta es la raz�n porque son diez grados et non son m�s o menos -et �sta es la enten�i�n de Mois�n a�erca de los diez mandamientos-.

Pero puede alguno dezir bien sea verdat todo aquesto que dicho es, mas es de raz�n de saber por qu� aquesta ordenan�a es m�s en el cuento diez que en otro alg�nt cuento. A esto dezimos que solamente aqueste cuento significa o representa todas las cosas criadas e non criadas, lo que non faze otro cuento alguno. Et vet c�mo: ans� es que v�s fallaredes en este cuento diez cuatro cuentos que ayuntados fazen diez, et dos son pares e los dos impares, conviene saber, uno e tres, cuatro e dos, que son diez. El uno demuestra la eternal incomprehensa divinal substancia; en los tres demuestra trinidat, ca comparando tres a uno es propor�i�n tripla; otros�, los dos demuestran las dos naturas, conviene saber angelical e �elestial; otros�, los cuatro demuestran los helementos, de los cuales son todas las otras cosas produzidas. Et como non ayan m�s cosas generalmente en la naturaleza que puedan ser presentadas al entendimiento, convenible cosa fue que en tal cuento fuessen ordenadas, porque por �l fuessen representadas nin sobrando nin menguando. Et, por ende, aqu�sta es la raz�n por que fueron ordenados en cuento de diez e non en otro cuento alguno.

Et si alguno dize: pues, seg�nt esto, bien podemos saber la redondez e largura de la tierra e, despu�s, de las otras speras; a esto dezimos que bien se puede aver sin deffecto, seg�nt adelante dir� por raz�n.



DE LA DISPUTA�I�N QUE FAZEN LOS SABIOS A�ERCA DE LA ASTROLOG�A

A ti, consola�i�n de pecadores, sean loores, Virgen madre, que me ganaste gra�ia para que declarasse en el nuestro lenguaje lo que los phil�sophos e astr�logos fablaron en general de los helementos en el griego e lat�n. Et agora, con tu ayuda, en este cap�tulo tratar� de la disputa�i�n que fazen los sabios a�erca de la astrolog�a, si podemos usar d'ella o non en todas cosas sin pecado. Et despu�s fablar� seg�nt philosof�a e astrolog�a de cada uno de los elementos en singular.

Et por fundamento de lo primero devedes notar cuatro cosas, conviene saber: lo primero qu� cosa es astrolog�a; lo segundo, qui�n fall� aquesta s�ien�ia; lo ter�io, qu� quiere dezir astrolog�a; lo cuarto, en cu�ntas partes se divide. A lo primero dezimos que astrolog�a es s�ien�ia que demuestra conos�er los espa�ios del movimiento e bueltas de todos los cuerpos �elestiales en sus tiempos devidos. Lo segundo, qui�n fall� aquesta s�ien�ia; dezimos que Ad�n fue el primero e despu�s No�, fijo de No�, Mois�n, Habrah�n, Plat�n, Aristoxeno, Tholomeo e otros muchos, seg�nt ayuso dir�.

Lo ter�ero es de saber qu� quiere dezir astrolog�a; a�erca de lo cual devedes saber que est� ordenada en dos palabras griegas que quieren dezir en nuestra lengua s�ien�ia de las strellas. Lo cuarto dixe que en cu�ntas partes se divide; a esto dezimos que se parte en dos partes, conviene saber, en astrolog�a, que trata del movimiento de todos los �ielos, juzgando los temporales antes que vengan; et de aqu�sta non es duda. La otra es de elec�iones; et aqu�sta es m�s sotil e mala de aver. Et sobre aqu�sta es opini�n si la podemos usar sin pecado o non. Et por aquesta parte son cono�idos los nas�imientos de los omnes e los morbos epidimios, guerras e muertes de los reyes, e otras muchas cosas, seg�nt la s�iencia lo espone, lo cual repruevan algunos doctores de sancta Iglesia. Et, por ende, quiero aqu� rezar los dezires de cada uno de los doctores, e los entendidos escojan lo mejor que Dios les diere a entender.

Et para esto proseguir, primeramente querr� ser sabido qu� cosa es opini�n. A�erca de lo cual es de saber que opini�n es consentimiento de uno en una cosa que a otro es dudosa con registen�ia de otra alguna persona entendiendo la verdat. Opini�n non es otra salvo cosa que tiene muchas v�as por do se puede deffender, e cada uno sigue su entendimiento. Otros�, lo segundo devemos querer qu� cosa es seta. Onde es de notar que seta es toda cosa que desv�a totalmente de las ordenan�as de sancta Iglesia, ans� como los moros. Et agora es de notar que la nuestra enten�i�n es opini�n e non seta, porque ay muchas razones e provan�as con que se puede deffender.

Et agora, en el caso nuestro, devedes saber que, seg�nt astrolog�a, el cuerpo del omne toma condi�i�n en costumbres e complexiones de los siete planetas e doze signos e toma sp�ritu vital del and�n del firmamento, que es la ochava spera, e tom� saber de s�iencia del bien e del mal del nuestro Se�or Dios. Digo lo primero, que tom� el alma del omne criado por Dios saber del bien e del mal de Dios, porque sabiendo mal lo esquivasse et sabiendo bien lo seguiesse. Et, por ende, dize santo Agust�n, en�ima del G�nesi, que Dios puso todos los saberes en Ad�n. Et, por ende, dezimos que el primero gram�tico, l�gico, reth�rico, geum�trico, arism�tico, m�sico, astr�logo, phil�sofo, ph�sico, m�dico, the�logo, canonista, legista, methaph�sico, mec�nico, mon�stico, ethista, pol�tico fue Ad�n; et, por ende, fue maestro de los maestros.

Mas, porque en este libro se han de declarar las leyes e magisterio de la natural philosof�a e astrolog�a, por ende en este cap�tulo ser�n declaradas dos cosas: lo primero, c�mo Dios ense�� esta s�iencia a los antigos padres; lo segundo, que aqueste saber de las estrellas vino en el mundo por Dios e non por el diablo, como algunos dizen equivocando et mezclando la mentirosa astrolog�a con la verdadera. Pues digo lo primero e segundo que aquesta sciencia fue ense�ada a los amigos de Dios, seg�nt dize el aprovado Maestro de las Estorias scol�sticas, en�ima del G�nesi, a los treinta e �inco cap�tulos, del esparzimiento de los fijos de No� por el mundo, a do dize ans�: �Noh�, fijo de Noh�, nas�ido en semejan�a de su padre Noh�, santo e omne justo e amigo escogido de Dios, este ovo gra�ia et sapien�ia por nuestro Se�or Dios e fall� el saber de astrolog�a, que es natural philosof�a; al cual Noh� vino un gigante, por nombre Nemiroht, grande en alteza de diez codos, e fue abezado en este saber de las strellas, e tom� consejo de Noh� en qu� manera, en qu� guisa av�a de comen�ar a reinar et se�orear en el mundo. Este Noh� juzg� e sopo muchas cosas de lo que era por venir, et ans� las declar� e las fizo saber a las gentes antes que veniessen, e c�mo av�an de reinar tales gent�os e d�nde, e otros gent�os c�mo av�an de venir e reinar, las cuales cosas e dichos prophetiz� Daniel�, que vino despu�s tres mill o m�s a�os.

Todo esto dize el Maestro de las Estorias escol�sticas, por lo cual bien pares�e que el saber de las estrellas et saber juzgar por ellas et usar d'este saber non vino en el mundo por el diablo, mas vino por Dios criador. Et si alguno dize: contrario es, ca santo Agust�n, sant Jer�nimo e otros muchos santos, seg�nt dize Graciano en el Decreto e seg�nt lo razona el Maestro de las Storias scol�sticas en�ima del G�nesi, en cap�tulo sesto de la obra del cuarto d�a, donde dize: �Por cuanto ell antig�edat con mucho cuidado se�al� e consider� e a�n se�alan e paran mientes en las estrellas fixas e en los planetas et en los signos doze los omnes en el acatamiento de los temporales -lo cual es bueno et aprovado por santa Iglesia-, pero con esto est� que non es de dezir como dizen los gen�aticos, que fazen juizio en�ima de los nas�imientos de los omnes, ca �stos dizen so�ando que los planetas e los signos e las estrellas fixas son puestas en se�ales e demuestras de los acaes�imientos de nuestras obras, o que se�alan e fagan demuestra de nuestra vida...; por lo cual n�s non devemos creer del �ielo nin de las estrellas a aqu�llos que non son del nuestro Padre que est� en los �ielos�. Todo esto dize el Maestro.

Pues, seg�nt su senten�ia, bien pares�e que los astr�logos pueden juzgar de los temporales, mas non pueden juzgar de los acaescimientos nin de la vida de los omnes nin de sus obras. Aqu� dizen los astr�logos contra �sta raz�n que, salva la dignidat de su magisterio, ca �l mismo emienda esta raz�n e responde ans� mesmo e da senten�ia por contrario en el cap�tulo treinta e �inco ya alegado, adonde dize e prueva que Noh�, fijo de Noh�, juzg� e fizo saber muchos acaes�imientos que eran por venir e cu�les av�an de reinar et cu�les non, que son juizios de nuestros acaes�imientos e de nuestras obras. Et a lo que dize que non devemos creer el �ielo a los que non son del Padre de los �ielos, a esto dizen los astr�logos que les plaze mucho, ca �ierto es que Ad�n fue e es del Padre que est� en los �ielos. Esso mesmo, Noh�, fijo de Noh�, fue justo e santo, que ans� lo dize este Maestro en el testo de su letra, do dize: �E que fue semejante de su padre e de su madre, del cual dize Dios por su boca 'a ti solo vi justo'�. Pues que Noh�, fijo de Noh�, fue justo e ense�ado en santidat e de la parte del Se�or e us� de aqueste saber, pues s�guese que n�s usar d�l non es pecado.

Mas por confirmar o afirmar aquesta conclusi�n traheremos provan�a de Biblia por muchas autoridades: lo primero, porque el santo Habrah�n manifiesto es a todos que es del Padre, en la genera�i�n del cual son bendichos los gent�os del mundo. De aquesta santa persona dize el Maestro de las Estorias scol�sticas en�ima del G�nesi, a los cuarenta cap�tulos, en el cap�tulo del nas�imiento del jubileo, dize ans�: �Habr�m sabidor era e maestro en el saber de las estrellas, en el cual saber dizen algunos dignos de fe que fizo sabidor a Horoastr�m, el cual fall� el arte m�gica, del cual fabla muchas vezes Apolonio en su Tratado notorio; otros�, sab�a este Habr�n que de �incuenta en �incuenta a�os es destemplamiento de los aires, fecho por los helementos e por los planetas abaxados, e despues tornan a templamiento de �incuenta en �incuenta a�os; et, por ende, lo que vido en las estrellas qu�solo ense�ar a las gentes para que lo usassen sobre la tierra�. Esto dize el Maestro sobredicho.

Pues asaz pares�e que las estrellas fazen se�al e demuestras de aquello que avemos de seguir et usar sobre la faz de la tierra. E por conseguiente devemos de creer la senten�ia de las estrellas et su doctrina, pues sabemos que los maestros primeros fueron santos et amigos de Dios. Otros�, se confirma esta raz�n porque el santo omne Mois�m us� de aquesta maravillosa e alta s�iencia et us� de arte m�gica, que es fazer im�gines en piedras pre�iosas so constella�i�n de �iertos planetas, las cuales son de muy grandes virtudes. Et todo lo que fizo en el tabernaclo e la ordenan�a de los vestidos sa�erdotales todos fizo a representar los prin�ipios et realidades de astrolog�a.

Et que sea ello ans� pru�vasse por el mesmo Maestro e por Gra�iano, que fizo el Decreto, e por el Maestro de las Senten�ias. Onde cuenta el Maestro de las Estorias escol�sticas, en�ima del �xodo, segundo libro de la ley, en el cap�tulo �inco cuenta la Estoria scol�stica que los ethiopianos, gente de armas, av�an destruido gran parte de tierra de Egipto, por lo cual mal aquexados los de tierra de Egipto preguntaron a sus divinos qu� regimiento tomar�an; et los divinos dixeron que tomassen por ayudador et capit�n omne jud�o, por que los de Egipto tomaron a Mois�n por caudillo. Et Mois�m, como era sabidor en armas, ven�i� a los ethiopianos et �erc�los en la �iudat real, que av�a nombre Sabba. Et por cuanto la �ibdat muy fuerte, que non pod�a ser entrada nin combatida, acaes�i� que la fija del rey de Ethiop�a, por nombre Thereris, entreg� la �ibdat a Mois�n con condi�i�n que la tomasse por muger, et ans� lo fizo. Pero como Ar�n e Mar�a, hermanos de Mois�m, oviessen peleado porque Mois�m av�a tomado muger de linaje ageno de los gentiles de Ethiop�a, quer�a Mois�m tornarse a Egipto, mas la muger non lo dexava. Por ende, Mois�n, ans� como var�n sabio en la arte de estreller�a, fizo dos im�gines en dos piedras pre�iosas d'esta virtud, que la una engendrasse e diesse al omne memoria e remembran�a de Dios e la otra que engendrasse e posiesse olvido en el omne. E p�solas en dos anillos de oro. Et dio a la muger el anillo del olvido e tom� �l el de la memoria de Dios, porque ans� como fueron llegados por egual amor bien ans� fuessen apartados por desigual amor. Et luego que ella tom� el anillo del olvido, en la mesma hora comen�� olvidar al marido. Et ans� dex� Therebis que saliesse Mois�m de Ethiop�a para Egipto. Et ans� libremente por el saber de astrolog�a e arte m�gica vino Mois�m a Egipto. Esto todo dize e tiene todo la sancta Iglesia. Pues asaz pares�e e muy bien es provado, pues que Muis�m, amigo de Dios, us� non tan solamente de astrolog�a, mas a�n de arte m�gica, que n�s semejante fazer devemos.

Otros�, dize el mesmo Maestro, a los sesenta e tres cap�tulos, de aquellas cosas que figuravan el tabern�culo: �La santa santorum del tabern�culo ense�ava el �ielo emperial, que es asignado a la santa Trinidat et a los sus �ngeles; et el santuario del tabern�culo, que era en doble mayor, ense�ava e demostrava la tierra e la mar, por cuanto era com�n a los sa�erdotes; la �aga del tabern�culo blanca ense�ava el �ielo christalino; las pieles, mediantes lo bermejo, ense�avan el �ielo estrelloso del firmamento; los cuatro colores de los velos del tabern�culo ense�avan los cuatro helementos, seg�nt dize Josepho: por el color del bissopeto representado era el helemento de la tierra, e por el color verde ja�into ell agua, e por el color bermejo purp�reo el aire, e por el color de a�afr�n el fuego; la mesa del tabern�culo demostrava el tiempo o el a�o; los doze panes en�ima significavan los doze meses; la corona de los dedos ense�ava el a�o solar, et las siete candelas del candelabro demostravan los siete planetas. En el tabern�culo era demostrado que todas las cosas que son so los siete planetas se rigen e se mueven por el and�n de los siete planetas; et por las sus setenta partes eran ense�adas las de�enales dignidades de los planetas, ca diez vezes siete fazen setenta, ca toda planeta ha diez virtudes, �inco naturales e �inco a�identales, en las cuales propor�ionalmente se convienen entre s� igualmente los siete planetas. Et, por ende, todos los effectos e andenes e movimientos naturales que han estas cosas de ayuso las han e toman de los siete planetas�. Todo esto dize el Maestro de las Estorias scol�sticas.

Pues asaz pares�e, seg�nt lo sobredicho, que aquesta s�ien�ia fue dada por Dios e non por el diablo, como algunos dizen; et que usar bien d'ella es virtud e gra�ia se�alada que Dios da a la criatura. Esso mesmo, los vestimentos del santuario significan la mesma s�ien�ia, seg�nt lo dize el mesmo Maestro en el sobredicho cap�tulo, lo cual por brevedat quiero dexar.

Et esto es dicho c�mo el omne toma saber de Dios vivo en el saber de astrolog�a. Pero podr�a alguno dezir que fue la raz�n que los santos doctores dizen el contrario en los juizios de astrolog�a. A�erca de lo cual devedes notar que dizen aqu� los astr�logos que el omne es considerado en una de dos maneras: lo primero, cuanto al cuerpo; lo segundo, cuanto al alma.

Si es considerado cuanto al cuerpo, en esta manera dizen que sus costumbres, nas�er, cres�er e morir e todas las otras cosas de natura son regidas e governadas con todos los movimientos del omne por los doze signos e siete planetas, seg�nt que ayuso se mostrar� por raz�n natural e aun por esperien�ia, ca muchas vezes acaes�e que los omnes son tristes sin causa e alegres sin por qu�, lo cual ser non podr�a si de arriba non se causasse. E de aquesta raz�n es la opini�n de los astr�logos; e esto es cuanto a lo primero.

Lo segundo, puede ser considerado cuanto al alma, la cual non fue criada de yll�, nin so constela�i�n de planetas nin de signos, mas de nuevo la cri� Dios non sometida a natura, mas sobre natura, la cual fue criada por el alma e non el alma por la natura. E, por ende, pecado nin virtud non le aviene por parte de los planetas e signos, ca todo cae en su delibera�i�n. E, por ende, dize David en el psalmo: �La mi alma siempre es en mis manos�. Porque, non embargante que al omne vengan algunos movimientos por parte de los planetas e signos, por esso le dio Dios la raz�n se�ora sobre todo, con la cual escogiesse el bien, evitando el mal.

Et aquesto es lo que dize Tholomeo e al�galo Mosseala en el s�ptimo De las elec�iones, donde dize que, aonque un omne sea engendrado e nas�ido so constela�i�n buena e de mucho provecho, su continua�i�n en las malas costumbres se tornar�a en naturaleza e le privar�a la virtud, porque el mal, si viene sobre la criatura, corrompe su natura, seg�n dixe arriba. Et bien ans� es por el contrario, ca por virtud e continua�i�n de bien usar es guardada, et por esso dize Arist�tiles: �La usan�a se torna en natura�.

Et agora, concluyendo, los santos padres e doctores por la manera entendieron cuanto al alma e los astr�logos cuanto al cuerpo. E bien considerada la raz�n, non son contrarios. Et, ans�, que usar de aquesta s�ien�ia non viene por el diablo, mas por Dios, seg�nt fezieron los santos padres sobredichos.



CAP�TULO DE LA TIERRA

Agora digamos de la tierra, a�erca de lo cual devedes saber cuatro cosas: lo primero, qu� cosa es la tierra; lo segundo, por qu� tom� este nombre m�s que otro; lo tercero, en cu�ntas partes es dividida; lo cuarto, cu�nta es su grandez. A lo primero digo, seg�nt dize Plat�n en el Pacheni, que tierra es una cosa compuesta de diez grados, los cuatro de sequedat e los tres de friura e dos de humidat e uno de calentura, la cual es assentada en la meatat de todas las esperas, ans� como el punto en la meatat del comp�s. E sabed que la natura fue pr�vida e muy sabia en fazer el �ielo redondo, ca non ay cosa que ans� en�ierre a las otras como es lo redondo e que mejor se pueda girar enderredor. Et por cuanto el �ielo es ne�essario que se mueva e se torne, ca, si redondo non fuesse, non bolvir�a a esse mesmo punto donde sali� primero e non oviera igualdat en los d�as, convi�n saber, las veinte cuatro horas, que es un giramiento del �ielo zod�aco. Et, por ende, conven�a de fuer�a que el �ielo fuesse redondo e llano de dentro, en guisa que igualmente en�errasse dentro de s� todas las esperas, ans� que lo uno sustente e lo otro sea sostenido, ca sin sostenimiento non podr�a durar. E, ans�, que por fuer�a fue que oviesse forma redonda, ans� que todas las cosas en�erradas fuessen en �l en�erradas redondamente, en tal manera que la una �erca la otra. E ans� las en�err� tan bien e tan igual, que ellas non se allegan m�s de la una parte que de la otra. E, por ende, devemos entender que la tierra es redonda.

E ans� son los otros helementos, que se tienen los unos con los otros, ca cuando alguna cosa es �errada de dentro de otra, conviene que aqu�lla que en�ierra tenga la que es en�errada e la que es en�errada sostenga a la que la en�ierra. Verbigra�ia, si el blanco del huevo que en�ierra la yema non la toviesse en�errada en s�, caher�a la yema sobre el casco; e, si la yema non sostoviesse a lo blanco, luego lo blanco caer�a en el fond�n. E, por ende, conviene que siempre lo m�s grave e m�s duro est� en el medio por sustenta�ion, ca cuanto es m�s dura e de m�s fuerte sustan�ia, tanto mejor sustenta e sufre todas las otras cosas que son enderredor d'ella; et cuanto m�s pesada, tanto conviene que est� en el fond�n de las cosas que son �erca d'ella. Et, por ende, la tierra non puede m�s sobir nin abaxar, nin ir a una parte nin a otra.

Et aquesta es la raz�n porque la tierra, que es el m�s grave helemento e de m�s dura sustan�ia, est� en el medio de todas las esperas que est�n enderredor; e esto es en el fond�n de todo. Et ans� podedes entender que la tierra es el m�s baxo lugar de todos los helementos; e esto es en medio del firmamento. E, por ende, es redonda, ca, si de otra forma fuesse, estar�a m�s �erca del �ielo en una parte que en otra, lo cual non podr�a ser.

Et si alguno dixesse por qu�, yo le dir�a porque ca, si aqu�, en la noble �ibdat de Bae�a, yo podiesse fallar un carpentero que con una barrena foradasse todo el cuerpo de la tierra de parte a parte, ojo a ojo ver�amos que el �ielo e las strellas e planetas passan en�ima del cenic de nuestras cabe�as, como passan en esse d�a natural una vez so los nuestros pies. Pero, si por tal forambre ech�semos una muy gran man�ana de oro, ver�amos e cognos�er�amos que des�end�a fasta el �entro medio de la tierra punto por punto. Et si alguno dize por qu� non ir� a la otra meatat, dezimos que aqueste des�ender alliende del punto ser�a contra naturaleza, ca, maguer que por la fuer�a del caer algo fuesse adelante, luego bolver�a, porque aquello non ser�a des�ender, mas sobir. Esto dezimos por cuanto si trezientos e sesenta omnes armados estoviessen en somo del �ielo estrellado, cada uno en su grado, e fuessen derrocados todos, caer�an fasta el punto medio de la tierra, en tal manera que nin los unos ir�an alliende nin los otros aquende, maguer arriba los unos a los otros non se podr�an ver por la gran distan�ia. E, por ende, diremos medida universal de todo ello en el cuarto miembro de aqueste cap�tulo. E aquesto sea cuanto a lo primero.

Lo segundo, por qu� ovo este nombre tierra m�s que otro. Cerca de lo cual devedes saber que los griegos dizen gehos por la tierra, que quiere tanto dezir en nuestra lengua como sostenimiento de todas las cosas, porque ella sotiene todos los otros helementos, seg�nd fue dicho. Otros�, n�s, los gram�ticos, le dezimos tierra, que quiere dezir en nuestra lengua tanto como quebrantada de los pies. E aquesta declara�i�n es pl�tica e non especulativa, maguer asaz es aparente. Mas otra mejor e speculativa le podemos dar, seg�nt pone Apolonio astr�logo; al�galo Juan Abat en el libro de sus Diffini�iones, do dize: �Tierra non es �1 salvo cosa que derechamente tiene las otras cosas sobre s� sin yerro o deffecto�.

E, por ende, ovo, estos dos nombres convenientes, seg�nd griegos e latinos, e, maguer que ayamos otros nombres por tierra, todos son spe�iales so estos dos generales. E si otro alguno mejor interpreta�i�n da, non invidemus ei, �quia Spiritus Sanctus ubi vult inspirat�. Et aquesto sea cuanto a lo segundo.

Lo ter�ero digo que en cu�ntas partes es partida la tierra. A�erca de lo cual devedes saber que la tierra puede ser partida en cuatro partes, seg�nd la l�nea eclips�tica, que es entre los dos signos Cancro e G�minos e des�iende en la meatat de otros dos signos, Sagitario e Capricornio. La otra l�nea es equino�ial, que comien�a entre los dos signos Pi�is e Aries e cruza por medio de la otra e va entre los dos signos Virgo e Libra. Otros�, parte la mar la tierra en tres partes, Asia, Europa, �frica. E estas tres partes son departidas en siete climas, seg�nd los siete planetas, por respecto de los doze signos en propor�i�n tripla e cu�drupla. Esto entender pertenes�e al m�sico o al arism�tico, pero dir� algo d'ello. Es de saber que todo cuento impar es imperfecto e todo cuento par es perfecto, ans� que el cuento de los planetas es imperfecto e el cuento de los signos es perfecto e propor�ionado. El cuento de los planetas en tripla e cu�drupla es tra�da a perfec�i�n. E aqu�sta es una raz�n porque fueron falladas las propor�iones en philosof�a, porque lo imperfecto fuesse tra�do a perfe�i�n. Mas, porque meior sea entendido todo esto, figurar� aqu� la tierra e luego dir� de los siete climas de la tierra.

El primero clima ha su comien�o desdela l�nea equino�ial en XII grados de largo e meatat de un grado. E aqu� es la �ibdat de Arim, donde siempre los d�as e las noches son iguales; e aquesto es en la meatat de aqueste clima. Pero a las partes de la l�nea equino�ial son diez grados e veinte siete minutos. E el eclivio de la una parte faze su d�a mayor en treze horas e el menor en onze horas; e comien�a de la parte de oriente fasta donde sale el r�o Gangis; e anda por India et Asia e por todos los t�rminos d'ella, de la parte de Curi�n fasta la isla Thaprobana, que es en el Oc��ano. E en aquesta isla ay diez �ibdades generales e otras muchas, que todas ser�n �iento o m�s. Las gentes de aqu� fueron de quien fabla Lucano cordov�s que venieron en ayuda de Pompeyo contra Julio ��sar.

E ans� que este clima se extiende fasta el mar Bermejo contra medio d�a. E tiene Anthioch�a e Ari�iata e Bitinia, Persia e algunas �ibdades de Asiria, Alexandr�a, Persia, el su mar e tierra de Arabia, fasta Ethiop�a e Egipto e fasta el r�o Nilo e fasta la isla de Merois, donde este primero clima tom� nombre. E despu�s va por las partes de �frica a medio d�a por los garamatos e por el r�o Gi�n e el monte �frico e por la tierra desierta arenosa e por otras partes, e por los mauros e matabienses, fasta que se acaba en oc�idente en la �ibdat �ept� o Cepta. Ans� que ay en este clima 1350 millas, que es andadura de 67 d�as e medio.

El 2o clima ha comien�o de la l�nea equino�ial en veinte grados e cuarto. E a la una parte e a la otra el d�a mayor es de treze horas e media e el menor de diez et media. E su comien�o es en las partes de oriente del Oc��ano, de la isla Costra, e va por algunas partes de Persia contra setentri�n, por el monte Sina� faza medio d�a en la gran tierra desierta, que es la zona quemada, do ninguno mora por la gran calentura del sol. En�ierra en s� Sodoma e Gomorra, por las partes de Alexandr�a e Egipto la mayor, las gentes de Libia, parte de Egipto la baxa; e va por Tripolitana fasta la Mauritania; e exti�ndesse de oc�idente fasta el mar Oc��ano. E ha en este clima 1014 millas e cuatro novenas de una milla, que es andadura de 60 d�as e nueve dezenas de un d�a.

El tercero clima comien�a en la l�nea equino�ial e ha veinte siete grados e medio. E de la una parte e de la otra el su mayor d�a es de cuatorze horas e menor de diez horas. Comien�a del Oc��ano, �erca del monte Tiviano, e anda por todos los t�rminos de Antioch�a e el t�rmino del rio Phis�n. E tiene Aracusana e Almea e parte de Mesopotamia, Got e Thogoras; e tiene a Damasco. Passa por el mar Muerto e tiene parte de Libia �ir�nica. E pro�ede por otros diversos t�rminos que ser�a luengo de dezir; e ac�basse en el Oc��ano de oc�idente. E ha este clima 2222 millas e la ter�ia parte de una milla.

Et cuarto clima de la l�nea equino�ial treinta tres grados e la ter�ia parte de un grado. E de la una parte e de la otra el mayor d�a es de cuatorze horas e media e el menor de nueve horas e media. Comien�a en Capua, parte con Titun e ha la quinta parte de S�i�ia; passa el monte C�ucaso e toma la ter�ia parte de Mesopotamia e las �inco partes de Capado�ia; e passa al r�o Jord�n e Galilea e parte de Jherusalem con todos sus t�rminos. E va contra oc�idente e parte a �irene e el ter�io de la gran Lept�n e parte de Trumed�a e Tincatua, e otros t�rminos fasta el Oc��ano, do se acaba. E tiene 2566 millas e dos ter�ios de una milla, andadura de 123 d�as e la ter�ia parte de un d�a.

El quinto clima es de la mesma l�nea ecuatoria del d�a. E esto es a treinta e ocho grados e medio. E de la una parte e de la otra el mayor d�a es de quinze horas e el menor de nueve horas. E comien�a en oriente. Tiene el mar Caspio e parte de Si�ilia e parte de Armenia; passa los montes Caranios e parte con Galilea. En la cuarta parte tiene a Samaria e al monte Carmelo; viene fasta el mar Mediterr�neo e a la isla de Sardinia e da en Cartagena. E toma parte de Numedia e ans� va por Urgitania e por las villas del mar Mediterr�neo fasta el Occ�ano, donde se acaba. E ha en este clima 2866 2/3 millas, en andadura de 143 d�as e m�s dos ter�ios.

El sexto, nuestro clima, es de la mesma l�nea. Es a cuarenta e tres grados; e de la una parte e de la otra el mayor d�a es de quinze horas e media e el menor de ocho et media. Su comien�o es de Oriente e del mar Caspio; parte por Armenia, tiene toda la primera Ma�edonia con todos sus t�rminos e todas las islas del gran mar. Passa el mar Mediterr�neo e toma las siete partes de Arcadia e va contra medio d�a; toma a Salerna e Ne�polin e Romaniam, Roma, e va por Italia e Germania, las siete partes, Fran�ia la mayor. E toma todas las tierras de oc�idente con toda Ispania e ac�basse en lo m�s profundo del mar Oc��ano. Ha en este nuestro clima 3122 millas e diziocho partes de una milla, que son andadura de 156 d�as e diziocho partes de un d�a. Mas por cuanto yo s� en este clima natural e de la �ibdat de �amora, fablar� de las m�s �ibdades del reino de Castilla e villas cu�nto est�n del sol, seg�nd nuestro clima e orizonte. E por cuanto en el tiempo de la trasladaci�n d'este libro gan� mi se�or ��igo L�pez de Mendo�a la noble villa de Huelma, comen�ar� en ella.

Et quien en esto dudare c�telo con el astrolabio e fallarlo ha �ierto.

El seteno clima es de la l�nea sobredicha cuarenta et seis grados e �incuenta e tres minutos. E de la una parte et de la otra el mayor d�a es de dizis�is horas e el menor de ocho. Pero hay mucha tierra despoblada en esta zona por raz�n de la mucha friura, ca el mayor d�a es cuatro horas. Comien�a en el Oc��ano oriental contra setentri�n, Albanas, Tra�ia e gimirneos campos; passa el mar P�ntico e al mar Egeo e Constantinopla, las partes de Gre�ia contra medio d�a; parte de Archadia e toda Thesalia; contra Setentri�n tiene Da�ia e la gente b�rbara, parte de Fran�ia e de Inglatierra, las Galias, desde oc�idente fasta la sepultura de Santiago, e ac�basse en el Oc��ano obscuro. E ha en todo 3366 millas, que son andadura de 158 d�as. E aquesto todo dizen Mesealat e fray Sancho Agust�n, maestro en artes, e otros astr�logos tratando de los climas. Et otros cuentan por otra v�a, pero todos siguen un fin. Et esto sea cuanto a lo ter�ero.

Lo cuarto se sigue e es de la medida de la tierra e, por conseguiente, de las otras esperas. A�erca de lo cual devedes saber que dize Alfragano e Mesehalat, Alberto Magno e Apolonio sobre el testo de Tholomeo, do dize que bien podemos aver medida o n�mero non solamente de la tierra, mas de todas esperas con el �ielo empireal, pues que sabemos que de luengo o alto tiene la tierra �iento e veinte grados. E si alguno dize por qu� non son m�s o menos, a esto dezimos que �ierto es que los signos son doze e, ans�, son doze esperas, conviene saber: cuatro helementos e siete planetas e el �ielo zod�aco, que son doze, en el cual son trezientos e sesenta grados, lo cual es a todos n�s muy notorio, seg�nt la revolu�i�n que faze en veinte e cuatro horas naturales, ans� que cada signo tarda en passar el nuestro orizonte o otro cualquiera dos horas, e por ende cada hora toma quinze grados, que todo ayuntado suman los trezientos e sesenta grados.

Agora al nuestro prop�sito, �ierto es que naturalmente provamos todas las esperas ser redondas; pues si una grande rueda toviesse de redondo trezientos puntos e m�s sesenta, �iertamente el ter�io de aquesto es su altura, seg�nt que por comp�s el que sopiere lo puede fallar sin falta. Et, por cuanto seg�nt phil�sofos e astr�logos cada signo tiene diez virtudes, las �inco esen�iales e �inco ac�identales; e, por ende, dize Pacubio que como sean veinte cuatro piedras pre�iosas, cada una tiene dos virtudes, una esen�ial e otra a��idental, e cada una seg�nt su signo. E, por ende, dizen los m�gicos, que saben fazer im�gines en piedras so constela�i�n de planetas e signos, e los astr�logos que cuando lo tal acaes�e pierden la virtud propria e cobran la de la constela�i�n. Por lo cual cada signo toma diez grados de la tierra en altura, que son �iento e veinte grados, e de la redondez toma cada signo treinta grados, que son por todos trezientos e sesenta grados. Pues si di�remos a cada espera diez doble, todav�a multiplicando seg�nt van sobiendo por orden, sabremos su �ierta medida de cada una.

Et esto ans� es la verdat, pero queremos l�neas sensuales dar, es a saber, grados sensuales por grados intelectuales, seyendo todo partido por trezientos e sesenta grados. Pero porque las s�ien�ias liberales, seg�nt han orden, ans� deven ser entendidas o aprendidas, porque es ne�essario para saber esta cuenta entender algo de arism�tica, pero el buen entendimiento con buena especula�i�n podr� aver algo de aquesta medida. Et por cuanto avida la medida de la primera meatat de la primera rueda, muy ligeramente podemos aver la otra meatat, ca cuanto el cuento es menor tanto meior es de retener, por ende dar� enxemplo de la declina�i�n setentrional. De lo cual pongo esta figura aqu� diyuso con sus cercos e cuentas, seg�nt se porn� por leyes.

Et agora si un ome estoviesse en�ima de toda la tierra al pie de la l�nea equino�ial, en derecho de la l�nea del eclipsi, fallar� que est� en�ima del punto del �entro de la tierra sesenta grados e tiene a la su diestra fasta el punto que corta la l�nea equino�ial noventa grados. E a la otra mano fasta la l�nea equino�ia otros noventa grados, que todos ayuntados fazen �iento e ochenta, que es suma de la longura del orizonte nuestro en la meatat del �erco de la tierra. Otros�, tiene este ome en�ima de s� diez vegadas doble de agua en longura e en altura, conviene a saber, en derecho de la l�nea del eclipsi, se�ientos grados. E tiene de agua a su diestra nove�ientos grados e a la sinistra otros tantos, que suma la meatat del orizonte nuestro del agua mill e ocho�ientos grados.

Et si alguno dize como ell agua sea muy m�s alta que la tierra, qu� es la causa porque con el peso non se convierte sobre la tierra; a esto dezimos que aqu� obra el poder de Dios contra la natura de las aguas, lo cual puede pares�er por autoridades de Biblia. Dize Mois�n en el G�nesi que apares�i� la tierra sin impedimento, en la cual raz�n nos da a entender dos cosas o bien tres: lo primero, un en�erramiento en cuanto dize apares�i�, ca lo que apares�e primero es abscondido; e, ans�, era la tierra so las aguas, pues que dize apares�i�. Lo segundo, nos demuestra un mojamiento de la tierra, en cuanto dize sequedat, ca lo seco non se dize sinon por respeto de lo mojado o h�mido, por que pares�e que las aguas ten�an cobierta la tierra e toda mojada, pues que dixo apares�i� tierra seca. Lo ter�ero, nos demuestra un al�amiento de las aguas o apartamiento, en cuanto dize sin occupamiento, porque aquello es sin ocupac�i�n que puede ser occupado; e porque la tierra pod�a ser ocupada de las aguas, por ende dize apares�i� tierra seca sin occupa�i�n. De lo cual dize David en el psalmo: �Posiste t�rmino a las aguas, el cual non passar�n nin se bolver�n para cobrir la tierra�. Et, ans�, que si non cubren la tierra es por mandamiento de Dios, mas non por natura.

Otros�, este omne tiene de sobir de la l�nea eclips�tica diez doble and�n de aire, que son seis mill grados, e tiene a la diestra mano nueve mill grados, e tiene a la sinistra mano otros nueve mill grados, ans� que suman todos en la meatat de la espera del aire diziocho mill grados. Otros�, tiene este omne en el mesmo derecho de sobir fasta en somo del fuego diez doble, que son sesenta mill grados, e cada parte noventa mill grados, que fazen suma de la meatat del �erco del fuego, e son todos �iento e ochenta mill grados. E ans� devemos fazer todav�a diez doblando fasta en el �ielo zod�aco. E all� suma toda la cuenta del �ielo estrellado de redondez de todo su orbe trezientos e sesenta mellones de cuentos de millares de grados; e de altura de todo aqueste orbe son �iento e veinte mellones de cuentos de millares de grados.

Pero puede dezir aqu� alguno que contrario avemos dicho arriba en este cap�tulo de todo aquesto, ca diximos que en el �ielo zod�aco trezientos e sesenta grados eran, pues c�mo son tantos mellones de grados, ans� que lo que era �iento e veinte grados f�zose mellones, e lo que era trezientos e sesenta grados torn�se mellones, ans� que torna la cuenta donde sali� en su mesma espe�ia. A esto dezimos que ans� ha ello de ser naturalmente, pero en esta manera deve ser entendido, ca n�s podemos aqu� dar dos reglas: la primera regla es que un grado en la tierra cortado dize en el astrolabio o en el cuadrante que alto en el �ielo zod�aco es un grado en su propria reparti�i�n, por cuanto todas las esperas partimos por trezientos e sesenta grados por sus l�neas intelectuales, pero con esto est� que la ladez e grandez del grado en la tierra es muy pequeno adem�s e en el �ielo estrellado es muy grande e desigual, ca un grado en la tierra dize arriba en el zod�aco un mell�n de cuentos de grados en la mesma cuantidat.

Enxemplo de aquesto: como la �ibdat de Bae�a en compara�i�n de todo el mundo. Et por cuanto vemos que igualmente rueda el �ielo estrellado en veinte cuatro horas, derechamente igualamos lo non igual por lo igual. Et, por ende, por el and�n del sol, que faze en un a�o en trezientos e sesenta e �inco d�as poco m�s, por �l tomamos el a�endente e enderes�amos el conos�imiento de los otros planetas. La segunda regla es que en el orizonte de la tierra consideramos la tabla del cuento de los grados e en el orizonte del agua consideramos los minutos e en el aire los segundos, en el fuego las ter�ias, en la luna las cuartas, en el orizonte de Mercurio las quintas, et en Venus las sestas, en el sol las s�ptimas, et en Mars las otavas, e en J�piter las novenas, en Saturno las d��imas, et en el zod�aco las undenas. Et devedes saber que un grado dize sesenta minutos e un minuto sesenta segundos, e un segundo 60 3os e un 3� 60 4os e un 4� 60 5os e un 5� 60 6os e un 6� 60 yos, et un s�timo 60 8os e un 8� 60 9os e un 9� 60 10os, e un 10 60 undenas.

E los astr�logos m�s non espeda�an la cuenta, pero, ans� como estudiante e menor grado que maestro, quiro yo declarar la cuantidat de las undenas ordine rectogado. Ans� es que una onzena en el �ielo estrellado es como que un grado en la tierra, e un grado en la tierra es �incuenta e seis millas e sete�ientos e cuarenta e un passos e tres pies e cuatro pulgadas. E devedes de saber que tres millas es una legua e mill passos una milla, e �inco pies un passo, e un pie doze pulgadas, seg�nt geumetr�a. Et ans� que un omne, partiendo derecho por la l�nea eclips�tica e andando cada d�a ocho leguas, que son tres millas de legua, llegar�a en somo del �ielo estrellado

en sesenta cuentos de a�os poco menos, digo menos faziendo el a�o de trezientos e sesenta e m�s d�as, seg�nt que adelante dir�. E non es maravilla por las estrellas pares�er tan peque�as a nos, maguer sean muy mucho grandes adem�s, ca la distan�ia es mucha. E, por ende, dize Alfragano e Meseala que tan grande es la altura que, si una gran man�ana de azero fuesse lan�ada de arriba, non llegar�a a n�s en siete a�os. E quien arism�tico fuere muy gestialmente todas las cuentas e medidas de lo que dicho es podr� aver.

CAP�TULO DELL AGUA

Avemos dicho fasta agora de la tierra, de aqu� adelante diremos del helemento dell agua. A�erca de lo cual devedes saber que ell agua es assentada sobre la tierra. Et aqueste es el mar grande, de que nas�en todos los mares e r�os e fuentes que corren por la tierra tornando despu�s a esse mar. Et aquesto podedes entender en esta manera: ans� es que la tierra toda es foradada de dentro e llena de venas e de cavas, por donde van e passan las aguas que salen de la mar e van e vienen por medio de la tierra de dentro e de fuera a una parte e a otra, seg�nt fazen las venas en el cuerpo del omne. Et la mar est� sobre la tierra, seg�nd que o�stes, ans� que es m�s alta que la tierra. Et, por ende, non es maravilla que las fuentes salgan sobre las m�s altas monta�as de la tierra, ca propria natura es de las aguas que suban tanto como des�ienden.

Otros�, sabed que las aguas mudan su sabor, su color e olor e su bondat seg�nt la natura de la tierra por do corre. Ca la tierra non es toda de una manera, mas de muchas e de diversos colores e calidades, ca en un lugar es dul�e e en otro non; e en un lugar blanca e a otro verde e a otro prieta e a otro bermeja o de otro color; et en un lugar son venas de sufre e en otro de oro o de otro metal; et alguna tierra es dura e otra muelle. E ans� como las venas de la tierra son, ans� son las aguas que por ellas vienen. Et acaes�e que en alguna partida de la tierra ay cuevas podridas por su natura o por aguas empon�o�adas que a� yazen; e por ende es ell agua que passa por tales lugares empon�o�ada e mala. Esso mesmo, cuando passa por las del sufre caliente e salen las aguas calientes, ans� como si veniessen del fuego, e de aquesto ay en algunas tierras ba�os sin fuego.

Otros�, cuando el viento corrompe la calentura que est� en�errada dentro de las cuevas et la echa e la debate a la tierra fondo, conviene por derecha fuer�a de aquel empuxamiento que se abra la tierra e que caiga e salga el aire. Et si la tierra es ans� gruessa e fuerte que non se puede somir nin caer, conviene que por aquel gran empuxamiento del aire, que est� dentro de las venas de la tierra estrechamente en�errado, que se mueva la tierra enderredor fasta que falle por do salga. E por esta raz�n acaes�e muchas de vezes que tembra la tierra, e mayormente a�erca de los mares grandes.

CAP�TULO DEL HELEMENTO DEL AIRE

O�do avedes ya de la tierra e dell agua, agora diremos del aire e de las cosas que se fazen a�. A�erca de lo cual ya avedes o�do c�mo el aire �erca las aguas e la tierra e los en�ierra e tiene dentro de s�. E es su espera diez vezes m�s que la espera dell agua e veinte m�s que la tierra. Agora devedes saber que todas las animalias re�iben el ressuello del aire, lo cual non podr�a ser si el aire non fuesse h�mido e espesso. Et puede alguno dezir que si el aire fuesse espesso como dezimos que no ver�amos, como vemos, a la tierra o all agua. A esto dezimos que �iertamente el aire es espesso, maguer non sea visto tan corporalmente como la tierra o ell agua. Et quien aquesto querr� bien entender, tome una vara delgada e men�hela muy de rezio, e oir� son e ver� c�mo se dobra la vara, lo cual non podr�a ser si el aire non fuesse espesso. Otros�, pares�e muy bien esta raz�n en las aves, ca si el aire non fuesse espesso non se podr�an a� mandar ni tener. Otros�, devedes saber que el aire es m�s ralo que la tierra veinte vezes e diez vezes m�s qu'ell agua e diez vezes menos que el fuego. E sabet que las nuves e todas las lluvias nas�en del aire e se engendran all�, e los rel�mpagos e truenos e rayos e granizos e semejantes cosas.

E agora veamos c�mo devedes saber, como dicho es, que la tierra es toda llena de aguas. E cuando la calentura del sol, que es cabe�a de todo calor, fiere rezio en la humidat de la tierra, las cosas mojadas eny�galas e qu�tales la humidat, ans� como contes�e en el lien�o mojado, e sale un vapor e va por el aire arriba fasta que poco a poco se ayunta. E con la espessura del aire e humidat engru�ssase e f�zesse corporiento e obscuro, en tal que nos quita la vista del sol. Et aquestos tales vapores, al�ados por virtud del sol, espessados en el aire, llamamos nuves, que quiere tanto dezir como cobertura, porque priva los rayos del sol, maguer non su claridat. E tanto cuanto m�s gruessa e espessa es la nuve, tanto m�s faze obscuro. E esto contes�e ser ans� como la candela cuando arde en la linterna, que alumbra de fuera, maguer omne non la vea la candela, bien ans� es el sol con las nuves. Et cuando la nuve es ya tan cres�ida que non pueda sofrir el abondamiento de las aguas que son a� cres�idas de muchos vapores, conviene que caigan sobre la tierra e aqu�sta tal llamamos lluvia.

Pero devedes saber que si alguno dize qu� causa es porque naturalmente m�s llueve con un viento que con otro, a esto dezimos que aquello causa la gran humidat e espessura del aire que viene por los lugares muy h�midos, ans� como el viento �brego, seg�nd dize el Boe�io e el Emembriz. Otros�, puede dezir que por qu� un tiempo faze viento e otro tiempo est� quedo el aire; dezimos que aquesto causan los planetas e signos.

E despu�s que cae la lluvia e cae la humidat o se cambia, el sol esparze sus rayos por medio de las nuves e faze de su resplandes�imiento un arco de cuatro colores departidas, ca cualquiera helemento, poniendo h� su color, bien se demuestra la ordenan�a que coloradamente entre todos cuatro se causa. Et suele acaes�er muchas vezes que, cuando la luna es llena e cuando la lluvia es un poco movida e ligera, sube tanto en alto que la desfaze la calentura del sol e la desgasta, en manera que puede omne ver el aire puro e claro e de fermoso color.

Otros�, sabet que el aire que est� sobre nos en alto que es m�s fr�o que aqu�ste baxo. Et si alguno dize que antes deve ser por el contrario, pues que est� m�s �ercano del sol, a esto dezimos que aquesto puede ser e es en esta manera: �ierto es que la cosa m�s gruessa e de mayor espessedumbre es m�s caliente que la delgada cuando da en ella el sol o el fuego; et porque el aire que es en baxo es m�s gruesso e m�s espesso que aqu�l que est� en alto; et por ende la calentura se aprende m�s en el que est� baxo que en el que est� arriba. Et todas cosas que se mueven a menudo son m�s calientes que las que est�n ayuso o arriba quedas, de lo cual dize Arist�tiles que el movimiento es causa del calor.

Et, por ende, acaes�e mucho a menudo que la humidat, ante que ella sea engrossada, cae en el aire fr�o e y�lase e cae en tierra toda helada, e �sta es la nieve; e, por ende, acaes�e e es ans� que las muy altas sierras siempre tienen nieve por la gran friura que all� es por raz�n de la gran altura. Mas cuando el sol torna en el est�o �erca del aire fr�o, si falla algunos vapores ellados, en�i�rralos e edur�s�elos e faze granizos e piedras muy grandes e el sol las echa fuera por su gran calentura fasta tierra; e al caer que ellas caen por la espessedumbre del aire, men�zanse e f�zense m�s menudas; et acaes�e muchas de vezes que antes que caigan a tierra son desfechas.

Otros�, acaes�e que con la gran espessura de las nuves los vientos se encuentran sobre las nuves e fi�rense empux�ndose fuertemente. E nas�e de tal empuxamiento fuego en el aire. E aqueste fuego all� suso los vapores engrossados en�i�ndelos e f�zelos arder. E aquesto tal llamamos rayos, ca con el fuerte empuxamiento de los vientos apresura mucho al rayo e �chalo de s� tan fuertemente e tan rezio, que fiende e passa las nuves e faze tronar; e cahe diyuso del aire tan rezio, que ninguna cosa non se le puede amparar.

Et sabet �iertamente que cuando �l mueve para venir, que es muy grande a maravilla, mas esmen�zase por el gran empuxamiento de los vientos que es entre las nuves. E, por ende, muchas vezes cahen dos o tres o m�s de una vegada. E devedes saber que cuando �l nas�e non es grande nin muy duro, mas porque las nuves son muy gruessas e h�midas e cargadas de agua, el rayo non ha poder de passar e su fuego estrine la nuve. E cuando los vientos se fieren unos con los otros muy de rezio e con el gran empuxamiento, f�zelos entrar dentro. E, desque son dentro, mu�velos aquel cuerpo et f�zelos ferir los unos con los otros. E, como la natura de los vientos non consiente que sean en�errados, rompe las nuves por fuer�a e enton�e se faze el trueno, ca natura es de las cosas que se pueden ferir o empuxar que sale ende muchas vezes fuego. E cuando este fuerte empuxamiento es de las nuves o de los vientos, el quebrantamiento del trueno faze nas�er fuego de gran claridat. �sta es la que n�s vemos muchas vezes cuando relampaguea. Et ans� por aquesta raz�n se prueva por qu� son los truenos e los rel�mpagos.

Et si alguno dize que, seg�nt aquestos dezires, primero es el trueno que el rel�mpago, lo cual vemos por el contrario, a esto dezimos que ans� es la verdat, que primero es el trueno que non el rel�mpago, maguera primeramente veamos la claridat. E esto faze la vista, por cuanto obra de m�s lexos e, por ende, vemos m�s a�na que o�mos. E ans� es suelta la dubda.

Otros�, cuando quiera que acaes�e que alg�n vapor supe tanto contra el aire en manera que se en�iende todo con la calentura que a� est� e, luego que es en�endido, des�iende fasta tierra en manera que todo se gasta e se consume, et cuanto m�s es, tanto m�s dura; e aquesto es lo que pares�e como estrella que corre. Et algunos quieren dezir que es estrella que cahe, mas non es ello ans�.

Otros�, devedes saber que del aire se mueven cuatro vientos prin�ipales en las cuatro partidas del mundo, que oriente, meridi�n, oc�idente e setentri�n son dichas. Pero devedes de saber que aire es genus e el viento es espe�ia, que es menos que aire. E aquesta raz�n entiende bien el l�gico, pero decl�rolo: ca el aire es e significa equivoce el helemento del aire, mas el viento significa cosa del aire salida, ans� como menos de m�s, ca lo que m�s com�n es dize el l�gico genus, e a lo que menos es e m�s espe�ial dize spe�ies.

Et devedes saber que cada uno d'estos vientos ha su natura e su offi�io que deve seguir. Esto trata muy bien la mari�tica carta o dotrina. E de aquestos vientos e de las nuves non digo m�s, ca ser�a muy luenga scriptura, pero por non dexar la raz�n despojada, dir� sumariamente alguna cosa. Acerca de lo cual es de saber que algunas vegadas fallamos que un viento faze en una tierra lluvia e en otra non. E esto es seg�nt el viento viene de parte de la mar que est� m�s �erca de la tierra. Et dizen muchos sabios que el viento de oriente e el viento de oc�idente non son de gran peligro, porque son m�s en la tierra que en la mar; mas el meredi�n e septentri�n son de gran peligro, porque vienen de trav�s. E de cada uno d'estos nas�en dos, que son doze, seg�n esta figura.

CAP�TULO DEL FUEGO

El fuego es el cuarto helemento, que es a manera de aire e de natura de fuego. Esti�ndesse fasta la luna e �erca los otros helementos e departe el aire puro, en que son assentados los siete planetas, ca todos son de natura de fuego. E aqueste aire de fuego que est� sobre los cuatro helementos es simple e sin entremezclamiento. E aqu� est�n asentados los planetas en sus �ercos dichos esperas metidos unos en otros ans� como los helementos, aviendo el un orbe el diez doble del otro, seg�nt van sobiendo cada uno en su �erco, todos teniendo �entro con el punto de la tierra en su redondez, el cual est� en medio de la tierra e d�zese abismo.

E, ans�, son todos compassados enderredor de la tierra, que non se le allegan mas de la una parte que de la otra. De los cuales el primero es de la luna, el segundo de Mercurio, el ter�ero de Venus, el cuarto del sol, el quinto de Mars, el sesto de J�piter, el s�timo de Saturno, de los cuales en esta cuarta parte d'este libro por menudo diremos.

 

 

SEGUNDA PARTE

 

 

CAP�TULO DEL SOL

Aqu� comien�a la cuarta parte del libro. Muy loado sea Dios, que fasta agora dicho avemos de las tres partes d'este tractado sumario e agora diremos de cada uno de los siete planetas. E, por cuanto por el sol son igualados los andenes de los otros planetas, por ende comen�ar� del sol.

A�erca de lo cual devemos notar cuatro cosas prin�ipalmente. Lo primero, cu�ntos �ercos o esperas ay en que se mueve el sol; lo segundo, qu� quiere dezir este nombre sol; lo ter�ero, c�mo entra en cada signo e cu�nto est� en lo passar; lo cuarto, en cu�nto tiempo faze su and�n. E despu�s dir� de la luna e del drago e de los eclipses del sol e de la luna e de sus significa�iones.

A�erca de lo primero devedes saber que en el sol son considerados cuatro �ercos, conviene a saber orbe, e��ntrico, epe��culo, cuerpo del planeta. El primero �erco es el orbe, por donde se rebuelven los otros cada d�a con el movimiento del orbe zod�aco. E ha este primero �erco su �entro con el punto de la tierra, que se le non allega m�s de una parte que de la otra. E es setenta vegadas m�s que la tierra. E aqu� son asentados los otros �ercos del sol.

El segundo �erco es el ec�ntrico del sol, en el cual se mueve el sol. Et cuando est� alto de la rueda es verano e los d�as mayores. E comien�a sobir del comien�o de Aries fasta en cabo de G�minis, entrante en el signo Cancro. E ans� como va des�endiendo, ans� mencuan los d�as fasta en el cabo de Sagitario, entrante Capricornio, do el sol comien�a ya a subir por su rueda e iguala la noche con el d�a en comien�o de Aries, acabado el signo Pi�is, como dicho es.

E los que aquesto dizen declaran que e��ntrico tanto quiere dezir como rueda que non tiene su centro con la tierra. El ter�ero �erco es epic�culo, en el cual se mueve e se ladea el cuerpo del sol. E aqueste �erco causa el bolvimiento del sol a n�s de cara. El cuarto �erco es todo el cuerpo del planeta, de lo cual damos aqu� figura, seg�nt aquesta raz�n et declara�i�n.

A�erca de la cual figura devedes saber que el primero �erco donde vedes los signos es el �ielo strellado. E el �erco blanco donde est� la otra rueda es el orbe por do passa cada d�a el sol. E la rueda del papel es e��ntrico. E lo redondo, donde est� el cuerpo del sol, es epi��culo.

Otros declaran en otra manera. Dizen que el sol se mueve en su espera, a que llaman ��rculo e��ntrico, e esto porque non sale del centro de la redondez del mundo. E sabet que �entro es un punto assentado en la meatat de la rueda del mundo o del ��rculo. E de aquesto pornemos d'esta otra parte otra figura. E devedes saber que el ��rculo mayor es del mundo e el c�rculo del papel menor, que es en�ima, es el ��rculo e��ntrico del sol. E la rueda pequena de rayas bermeias ense�a el cuerpo del sol c�mo anda siempre enderredor dentro en el ��rculo peque�uelo, al cual llaman epi��culo del sol. Exemplo: bien ans� como la cabe�a se mueve por su proprio movimiento en el cuerpo de animal e el ojo se mueve en el caxco del ojo por otro movimiento natural, ans� es del and�n del sol.

Et, por ende, en su and�n avemos tres esperas o tres �ercos, es de saber el �erco del mundo, que es el and�n de la ochava espera, que se mueve de oriente contra oc�idente. El segundo �erco o spera es el ��rculo e��ntrico, el cual non tiene centro con el �entro del mundo, seg�nt pares�e en esta figura, ca cada punto dize su �entro, ca bien ans� como son tres �ercos, ans� son tres �entros ense�ados en tres puntos, de los cuales los dos son dos filos e el otro es la meatat, do se faze la cruz de la espera mayor. El ter�ero es epi��culo: es revolvimiento del orbe peque�o, el centro del cual faze su and�n e movimiento enderedor en�ima de la sobrefaz del ec�ntrico de oc�idente contra oriente. Ans� que se entiende que el �erco del sol e su cuerpo en su �erco fazen and�n doble de oc�idente contra oriente. E aquestos tres cercos o andenes fazen un and�n en las tablas concordando e examinando. Et aquesto sea cuanto a lo primero.

Lo segundo, seg�nt su nombre suyo, es por qu� ovo este vocablo sol, que es el segundo miembro de los cuatro. A�erca de lo cual devedes saber que aqueste nombre sol tiene muchas declaraciones, e generalmente tres, la una seg�nt los griegos e las otras seg�nt los latinos. Et a�erca de lo primero devedes saber que los griegos le dizen solon, que quiere dezir en nuestra lengua tanto como cosa com�n a todas las criaturas, de lo cual dize Ovidio en los Faustos, o fiestas de los dioses: �Cuatro cosas son comunes, conviene a saber, nas�er e morir, ell agua, el sol e la claridat�. Otros�, dizen los latinos sol, que quiere tanto dezir como cosa que luze sobre todas las cosas. E aqu�sta es raz�n antonom�sica. Otros�, dizen sol, ca s�lo �l luce. E aquestas declara�iones nos abastan. E aquesto sea cuanto a lo segundo.

A�erca de lo ter�ero, devedes saber que en el primero d�a del siglo comen�� luego el sol en el signo Aries, que es el primero signo, que damos a mar�o; e aquesto es a cuatorze d�as, ans� que dura el sol en cada signo treinta d�as e diez horas e media, que son treinta grados. Et para esto bien saber en todos los messes, seg�nt que el sol entra en cada signo por todos los messes, pusse aqu� esta tabla para saber el mes e el d�a e el signo; e comien�a de enero. E devedes saber que son cuatro casas: la primera tiene los d�as, la segunda los meses, la ter�era los grados, la cuarta los signos doze del zod�aco.

A�erca de lo cuarto, devedes de saber que n�s podemos considerar en el sol cuatro andenes. El primero es de oriente contra oc�idente e aqu�ste es del �ielo estrellado, que lieva al sol e a los otros planetas por fuer�a consigo en espa�io de veinte e cuatro horas. El segundo and�n es el que faze el sol en treinta d�as e diez horas e media, que est� en cada signo, seg�nt dicho avemos. El ter�ero es el que faze en todo un a�o, que son trezientos e sesenta e �inco d�as e seis horas, en los cuales passa por todos los signos. E aqueste and�n trae el sol de oc�idente contra oriente en su epi��culo.

Pero aqu� puede alguno dezir que c�mo puede ser que el sol vaya de oriente contra oc�idente e que faga otro and�n contrario, que es de oc�idente contra oriente. A esto dezimos que bien ans� como la formiga, puesta en una gran rueda que se mueva de oriente a oc�idente, va de oc�idente contra oriente en la mesma rueda andando contra el movimiento de la rueda, bien ans� es de los planetas, que, maguer el �ielo ochavo traiga consigo todos los planetas por fuer�a de su movimiento, el sol e otros se mueven por contrario.

Et si alguno dize qu� fue la causa por que los planetas toman and�n contrario del �ielo estrellado, a esto dezimos que fue esto por dos razones: lo primero, seg�nt dize Tholomeo en el Almagesti, e al�galo Abumasar en el Libro del curso de los planetas, fue porque atemprassen el gran movimiento e ligereza del �ielo zod�aco, ca, si por los planetas non fuesse, tan apressurado ser�a su andar que todo lo descon�ertar�a. E, por ende, han and�n contrario. La otra raz�n es de m�sica: dize el Boe�io, e al�galo maestro Johannes en el Micr�logo do dize: �Comodo fieri potest quod et �etera�. A�erca del cual dezir devedes saber que ay cuatro maneras de m�sica: una es instrumental e otra artifi�ial e otra humanal e otra �elestial, de la cual dize la auctoridat en el nuestro lenguaje: ��C�mo podr�a ser que cuerpos tan grandes e de curso tan apressurado se podiessen mover sin son?�. E, por ende, del su movimiento dize que nas�en e se causan unas muy dul�es simph�nicas armon�as, lo cual ser non podr�a si los signos e planetas oviessen un and�n, ca enton�es todo ser�a un son.

E, por ende, los unos planetas han m�s tard�os sus movimientos que los otros, en tal manera que cada uno tiene su movimiento seg�nt m�s o menos, ans� como son los puntos en el canto de �rgano, que unos passan m�s a�na que los otros. E, por ende, ans� como son siete planetas, bien ans� podemos dar en canto de �rgano siete maneras de puntos, conviene saber: m�xima, longo, breve, minor o semibreve, m�nima, semim�nima e m�nima de propor�i�n o cursia. La m�xima es comparada a Saturno, porque ans� como Saturno es m�s tardinero en su and�n que los otros planetas, bien ans� faze la m�xima en el canto. E ans� de los otros, seg�nt m�s o menos. E esto sea cuanto a lo ter�ero.

A�erca de lo cuarto devedes saber que el sol es m�s fermoso e m�s digno que los otros planetas, ca todos d�l re�iben claridat. E, por ende, est� en medio, ca tiene los tres de ayuso e los tres de suso, e anda cada d�a poco menos de un grado del zod�aco, seg�nt dicho avemos. Ans� que pone el sol en andar todos los grados trezientos e sesenta e �inco d�as e seis horas, seg�nt dicho es. Et por las seis horas que son en cada un a�o, a cabo de cuatro a�os son veinte cuatro horas, que fazen un d�a; e, cuando acaes�e aquel d�a, el a�o ha trezientos e sesenta e seis d�as. Et dez�mosle bisiesto, que quiere dezir tanto como estada de dos d�as en una letra. E esta letra es la quinta letra por andar del mes de febrero. Et cuando el sol ha fechos siete bisiestos, en cada d�a de la semana el suyo, tiene complido el and�n del cuarto �erco, et esto es en veinte e ocho a�os, e despu�s torna al punto primero donde sali�. E de aquesta cuenta sopo mucho Julio ��sar, seg�nt dize el Lucano.

Otros�, devedes saber que la canlentura del sol es su movimiento de oriente a oc�idente. Et sabet que en todas las tierras del mundo ha su derecho oriente fasta do nas�e el sol et oc�idente fasta do se pone, e esto es donde quiera que omne est� por toda la tierra. E, por ende, devedes saber que desd'el punto que est� en el �ielo en derecho de nuestra cabe�a onde estamos fasta nuestro oriente ha noventa grados e otros tantos fasta oc�idente. E ans� en las otras tierras. Ans� que todav�a es d�a e noche, ca si el sol est� sobre nos es d�a a nos e lumbrera; e enton�es non puede alumbrar de la otra parte. Et cuando alumbra all� non puede alumbrar ac�, por la tierra que est� entre nos e ellos, que non dexa passar la luz de la otra parte, ca el nuestro oc�idente es a ellos oriente e el su oc�idente es a n�s oriente, porque est�n contra nuestros pies; e su d�a es a nos noche e nuestro d�a a ellos noche.

Et devedes saber que la carrera del sol es �erca de la partida que n�s llamamos medio d�a, que son las tres casas de Aries, Taurus, G�minis, que non son en baxo so el �erco de medio nin en alto sobre nuestras cabe�as faza medio del �ielo nin faza la transmontana de setentri�n, antes es entre ambas en medio. Et, por ende, cuando el sol est� all� todas las cosas abren e fructifican.

Et si alguno dize qu� es causa porque cuando el sol sube por estos tres signos fructificant las cosas m�s que cuando otra vegada de la otra parte faze iguales los d�as e las noches, a esto dezimos que esto causa genera�i�n e corrup�i�n. E deve ser entendido en esta manera: ans� es que cuando los d�as cres�en aum�ntase la calentura, que es dicha ac�i�n, e cuando menguan acres�i�ntase la friura, que es dicha passi�n. E porque ac�i�n es genera�i�n e passi�n corrup�i�n, por ende, se suelve la q�esti�n.

E m�s devedes saber, que aquesta regla fales�e en tres lugares: lo primero, en el cabo de la zona quemada, do la tierra non puede engendrar por la gran calentura que a� es e porque nunca igualan los d�as con las noches; lo segundo, falta de la otra parte en la zona fr�a por contraria raz�n; lo ter�ero, falta en Arim, donde siempre los d�as e las noches son iguales, que all� fructifican dos vezes los �rbores. E ans� que cuando a nos es verano, a los antipedes es invierno e por el contrario a n�s, por que non es maravilla lo que dize Lucano de aquellas gentes que venieron en ayuda de Pompeyo, que se maravillavan porque el sol faz�a sombra a mano ezquierda en medio d�a estando omne de cara donde nas�e el sol. E non m�s de aquesta microlog�a

 

CAP�TULO DE LA LUNA

Dios loado, agora diremos de la luna, a�erca de la cual cuatro cosas son de notar: lo primero, qu� �ercos tiene o en qu� se mueve o c�mo; lo segundo, por qu� ovo este nombre m�s que otro; lo ter�ero, c�mo entra en cada signo e cuanto a� est�; lo cuarto, en cu�nto tiempo faze su curso.

A�erca de los primero, digo que la luna en su and�n, puesto que tenga los �ercos como el sol concordados e examinados en las Tablas alfonsias del and�n del �ielo estrellado de oriente contra oc�idente e del and�n del su e��ntrico e del su epi��culo, pero con esto est� que devemos saber que las disposi�iones de los andenes son arrevessadas, ca dicho avemos que el �entro del e��ntrico del sol est� en la l�nea del eclipsi arriba en�ima del �entro del mundo, e el �entro e��ntrico de la luna est� en la mesma l�nea diyuso del �entro del mundo. E aqu�sta es la primera diversidat del and�n del sol e de la luna. Otros�, tienen otra diferen�ia entre s�, que el ��rculo e��ntrico del sol non tiene otro and�n salvo el and�n diurno, que es el que conquista siempre andando de oc�idente contra oriente, et el and�n de la ochava spera que lo lieva de oriente a oc�idente. E, puesto qu'el epi��culo del sol tenga and�n en s�, pero non revessado. Mas el e��ntrico de la luna lieva a la luna de oriente a oc�idente en espa�io de un d�a �erca de onze grados en�ima del �entro del orbe de los signos. Et el �entro del epic�culo mueve e lieva a la luna de oc�idente contra oriente �erca de treze grados. E el �entro del epi��culo del sol en un d�a se mueve de oc�idente contra oriente apenas un grado.

Otros�, tienen otra diversidat, que el epi��culo del sol una vez passa en el a�o todo el su e��ntrico, e la luna passa cada mes dos vezes el su e��ntrico. Et la raz�n es por cuanto la luna passa en el mes una vez por su movimiento proprio su ec�ntrico, e otra vez por la virtud del su e��ntrico. E por meior entender estos �ercos, pornemos aqu� una semeiante figura que del sol, seg�nt aqu�.

Lo segundo, del nombre de la luna. A�erca de lo cual devedes saber que la luna tanto quiere dezir como luz nas�ida del sol, ca re�ibe toda su claridat del sol. Et ved en qu� manera: ans� es que algunos dizen que la luna es toda redonda e que la meatat del cuerpo de la luna es luziente e la otra meatat es obscura. Et seg�nt que ella corre enderredor del mundo, muestra su claridat e su obscuridat, una vegada m�s e otra menos, seg�nt que ella torna. Mas, seg�nt Abumasar e Guillermo e Alfragano e otros muchos astr�logos dizen, �iertamente ella non ha en s� algo de claridat, mas esclare�e e toma claridat del sol, bien ans� como una espada a�ecalada o cristal o otras cosas semejables. Et ans� faze la luna, que non luze por s� en guisa que n�s podamos ver su claridat, mas, cuando el sol la cata, al�mbrala e f�zela resplandes�er en la guisa que pares�e a nos.

Et aquesto puede ans� ser mostrado: la luna se faze una nueva en aquel signo mismo do el sol est� e anda cada d�a treze grados; e ya avemos dicho que cada signo tiene treinta grados, ans� que la luna passa un signo en dos d�as e ter�io poco menos. E cuando vine en un signo como el sol, luze en la partida de suso do el sol la cata, ca ella anda diyuso del sol e por esso non la podemos ver fasta que sale de aquel signo e es alongada un poco del sol. Et como la cate el sol de cuesta apares�e a nos cres�iente con dos cuernos; e ans� como se va alongando el sol, ans� se va poco a poco bolviendo de cara al sol; e cuanto m�s se le para delante e se enderes�a, tanto mas ella cres�e fasta que viene al s�ptimo signo de la otra parte del �erco derechamente contra el sol. E aquesto es despu�s de los cuatorze d�as, ca enton�es la vee el sol derechamente e pares�e toda clara e redondeada. Et como comien�a de la otra parte abaxarse, luego se va ladeando faza el sol; e cuanto m�s se alliega, tanto m�s mengua por el contrario de lo primero, fasta que viene al signo donde est� el sol e faze con �l su coniun�i�n como de primero.

Por lo cual asaz bien pares�e la luna tomar claridat del sol, e por ende los latinos le dieron este tal nombre. E, por �n, maguer tenga otros, todos son spe�iales, maguer que aqu� non fablo propriamente, seg�nt n�s, los l�gicos, pero basta para ser entendida la raz�n. E aquesto sea cuanto a lo segundo.

Lo ter�ero, c�mo entra en cada signo e cu�nto est� en lo passar. A�erca de lo cual devedes saber que la luna es nueva cada mes en el mesmo signo donde est� el sol, e anda cada d�a treze grados del signo en que est�, ans� que tarda en cada signo dos d�as e ocho horas poco m�s. E por cuanto la luna tiene dos c�mpotos, el uno es astrol�gico e el otro eclesi�stico, el primero es muy sotil e speculativo e el segundo cruesso e material, por ende, aqu� en este miembro daremos dotrina evidente por sus tablas en qu� mes e en qu� d�a, en qu� hora e en qu� parte de la hora faze conjun�i�n con el sol, seg�nt el primero c�mpoto. Otros�, en el cuarto miembro d'este cap�tulo daremos regla del concurrente, e despu�s daremos tabla, seg�nt la Iglesia.

A�erca de lo primero devedes saber que en aquesta primera tabla son cuatro l�neas, e m�s devedes saber cu�l letra d'ellas es primera letra de la luna�i�n por los a�os de Jhesuchristo, seg�nt que aqu� est�n scriptos en almanac.

La letra en�ima del Martilogio nuevo de maestro Pedro buscaredes entre los nombres en la cabe�a d'esta pequena tabla un nombre semejante a los a�os de nuestro Se�or; e aqu�llos que fueren menores que los a�os de nuestro Se�or, si v�s non fall�redes los a�os complidos, tomaredes el m�s a�ercano nombre o cuento menor que los a�os de nuestro Se�or. E complidlos e fazedIos iguales de los a�os de nuestro Se�or de las letras que son diyuso scriptas, contando cada letra por un a�o. Et la letra en que acabaren los a�os de nuestro Se�or onde v�s estades ser� la letra de la prima�i�n de la luna en todo aquel a�o. E, si v�s fall�redes los a�os de nuestro Se�or acabados e complidos, eston�e ser� la postrimera letra de la l�nea que est� delante, conviene saber t, et esta ser� letra de la prima�i�n de la luna d'esse a�o. Et en cualquiera l�nea que v�s fall�redes la letra de la prima�i�n de la luna, buscarla hedes en tal l�nea en vuestro martilogio. Et el nombre que v�s fall�redes en�ima scripto aquel vos demuestra las horas a la prima�i�n de la luna; et el punto vos demuestra la parte de la hora. Et si el punto es en alto faza parte sinistra, aquesto significa ser aquella parte de prima hora. Et si el punto es en alto faza la parte diestra, �sta est� en la segunda parte. Et si el punto est� baxo faza parte diestra, significa que est� en la ter�ia parte de aquella hora scripta. Et si el punto est� baxo faza parte sinistra, significa que est� en la cuarta parte de aquella hora. Et si a� estudieren dos puntos e dos pares de letras e dos pares de nombres, significa todo doble. Et ans� que por esta regla e tabla podedes saber la conjun�i�n del sol e de la luna sin yerro ninguno e con estudio se deve catar.

Et fallaredes que cada l�nea tiene dizinueve letras, que fazen un curso. E despu�s torna de cabo fasta cuatro vegadas, que es un bisiesto del sol, cuasi en compara�i�n. Et aquesto faz. Basta para el primero c�mpoto astrologal e acabamiento del ter�ero miembro.

Por espedi�i�n de lo cuarto, avemos de saber que en la luna podemos considerar cuatro andenes: el primero es el que faze en espa�io de veinte e cuatro horas por virtud del orbe o �ielo zod�aco, siempre continuando d�a e noche; el segundo curso es el espa�io que la luna est� en cada signo, seg�nd dicho es; el ter�ero curso o and�n es el de el epi��culo e dura una luna�i�n, que son veinte e ocho d�as e ocho horas e ter�ia, en el cual espa�io passa por todos los doze signos, ans� como faze el sol en un a�o. E por ende avemos dos a�os, conviene saber a�o solar e a�o lunar. El a�o solar son trezientos e sesenta e �inco d�as e seis horas, et el a�o lunar es cuando la luna ha passado los doze signos doze vezes. E aquesto faze ella en trezientos e cincuenta e cuatro d�as e nueve horas poco menos, que fazen onze partes de treinta partes de un d�a, seg�n adelante diremos. El cuarto curso o and�n faze la luna en dizinueve anos.

Et para esto bien entender avemos de notar tres cosas: lo primero, el concurrente c�mo se sabe e la hedat de la luna; lo segundo, las epatas e los embolismos; lo ter�ero, saber en qu� signo est� la luna.

A�erca de lo primero, devedes notar que todo aquel que querr� saber catar el concurrente deve tomar los a�os de Jhesuchristo e de cada �iento sacar diez, ans� que de mill tomamos �iento e de los �iento diez e de los cuatro�ientos cuarenta e diez de los �iento, que son �incuenta, e treinta e nueve que agora corren, que fazen ochenta e nueve.

Pero dos reglas devedes notar: la primera, que cuando el cuento non llega a �iento, de que podamos sacar diez, e fuere m�s de sessenta, tomamos lo de m�s e dexamos los sessenta; ans� que, sacando de ochenta e nueve sessenta, quedan veinte nueve. La segunda regla es que todo cuento que sube arriba de treinta e non allega a sessenta devemos sacar los treinta e dexar los otros fasta que lleguen a treinta. E despu�s por las tres conjunturas que son en el dedo pulgar avemos de echar aquel cuento que sobra. Pero devedes notar que en la primera conjuntura faza el bra�o dezimos �inco, en la segunda quinze, en la ter�era veinte �inco puntos. Et ans� echada la cuenta de toda la suma, lo que queda de los a�os de Jhesuchristo dev�moslos echar por las dichas conjunturas del mesmo dedo. E all� do acaba la cuenta de los a�os colectos avedes de parar mientes qu� conjuntura es la que acaba aquel cuento que sobra, e despu�s devedes de parar mientes qu� cuento est� en la juntura, seg�nt dicho es, e ayuntaldo con el que sobr� e, si el cuento non pasare de treinta, a�adiendo uno, aquello ser� el concurrente; e si fueren m�s de treinta, devemos dexar el n�mero de trenta e tomar lo dem�s, a�adiendo uno de autor. Ans� que lo que queda con aquel uno es aquel a�o concurrente comen�ando del primero d�a de mar�o fasta en fin de febrero.

E por mejor lo entender, daremos enxemplo de este a�o en que somos. A�erca de lo cual devedes saber que los a�os de nuestro Se�or Jhesuchristo son mil e cuatro�ientos e treinta e nueve a�os. E, seg�nt dicho es, de mill avemos �iento e de �iento diez e de cuatro�ientos cuarenta, que son �incuenta, e treinta e nueve son ochenta e nueve. E porque la cuenta es arriba de sessenta, dexamos los sessenta e quedan veinte e nueve. E aquestos veinte e nueve av�moslos de contar por las junturas del dedo comen�ando donde dize �inco. E fallaredes que fenes�en los veinte e nueve en la segunda coniuntura, donde dize quinze. E ans� que ayuntando quinze a dizinueve ser�an todos cuarenta e cuatro. E por cuanto el cuento es m�s de treinta, dexamos los treinta e tomamos cuatorze que quedan, e con uno que a�ademos son quinze. E aquestos quinze ser� concurrente d'este a�o. E ans� podremos saber por aquesta v�a cada a�o el concurrente de la luna sin defecto.

Otros�, la hedat de la luna av�mosla de sacar en esta manera: tomaredes el concurrente, e parat mientes en qu� mes estades e a cu�ntos d�as; e los d�as passados ayuntaldos con el concurrente, fazi�ndolo todo una suma, e de cada mes avemos de a�ader un d�a, contando de mar�o fasta el mes donde estovi�remos o quesi�remos saber. E si el cuento ans� sumado passare de treinta, sacando los treinta, lo que quedare ser�n los d�as de la luna. E si el cuento non passare de treinta, aquello son los d�as de la luna.

E daremos aqu� enxemplo porque mejor sea entendido:

a�erca de lo cual es de notar que oy, primero d�a de mar�o, el concurrente anda en quinze, e uno de los meses e otro del mes, que son dizisiete d�as de luna. Pero por cuanto la pl�tica es enxemplo de lo que omne quiere saber, poner lo hemos aqu� por figura, seg�nt paresce aqu�.

A�erca de lo segundo, qu� son las epatas e los embolismos, devedes de saber que, seg�nt la regla de santa Iglesia, la luna es dicha primera cuando la podemos ver que sale fuera del primero signo donde estava con el sol, seg�nt dicho avemos. E, por ende, la Iglesia faze una luna de treinta d�as e la otra de veinte e nueve. E ans� que el a�o del sol es m�s que el de la luna onze d�as. E por estos onze d�as de menos acaes�e el embolismo, que quiere tanto dezir como a�o que acres�e lunas.

Et agora o�d c�mo: ans� es que por causa de los onze d�as en tres a�os, que son treinta e tres d�as, fazen una luna e tres d�as m�s, et ans� cada tres a�os otro tanto, fasta que cumple siete embolismos por los siete d�as de la semana; et aquesto se faze en diziocho a�os e nueve meses e dizis�s d�as, seg�nt los ar�vigos. Mas, seg�nt el cuento de santa Iglesia, que quiere enmendar todas las faltas, son dizinueve a�os. E despu�s torna al primero punto donde movi�, ans� que cada uno d'estos dizinueve a�os es menor que el a�o del sol onze d�as. E, por ende, acaes�e que all� donde la luna este a�o fuere primera ser� otro a�o honze d�as ante o atr�s en el kalendario; e del a�o d'esto mesmo ay onze d�as menos.

Et es un cuento que es llamado epata. Por fallar el cuento de la luna oiredes ende raz�n del primero a�o del siglo; que las epatas comen�aron su curso en un mesmo d�a, que non finc� en �l alguna cosa del a�o de la luna nin del sol. Et por esso dizen algunos calculistas qu'e1 primer a�o de los susodichos las epatas son ningunas. Et aquel anno es la luna nueva en el noveno d�a por andar de mar�o, ans� como fue en el comen�amiento; e enton�es son las primeras epatas nueve, ca tanto cres�e la luna all� do ella fue primero. Et al segundo, doze d�as; e al ter�ero a�o son las etapas veinted�s; e al cuarto a�o montan treinta e tres. Mas, porque ay embolismo, que es una luna, devedes quitar los treinta d�as, porque todas las lunas de embolismo han treinta d�as, e devedes guardar lo que finca, que son tres d�as, e aqu�stos son epata del cuarto a�o.

Et ans� devedes mantener las reglas, que ayuntaredes a cada uno a�o onze d�as e, cuanto el cuento cres�e sobre treinta, tomaredes los tres e ponerlos hedes sobre los que fincan. Et ans� faredes fasta dizinueve a�os en las epatas, e son diziocho. E cuando son acabadas finca un d�a, seg�nt dicho es, e son llamados saltos de la luna. Et enton�es devedes tomar aquel d�a e los onze que fincaron, que son doze, e poneldos sobre quinze e tres, que son treinta. Et esto es una luna embolisma e deve ser metida en el a�o de dizinueve et asmar ans� que non finque alg�n d�a porque las epatas non sean menguadas como ante.

E sabet que las epatas se mudan siempre en setiembre, mas su silla es a diez d�as por andar de mar�o, ca en aquel d�a que la luna non pares�e la Iglesia non la mete en cuenta, ans� como dicho avemos de suso. E sus jornadas eran mostradas que aquel a�o son las epatas ningunas. Et en aquel a�o segundo que la luna ovo aquel d�a onze d�as muestra que las epatas son onze, e ans� es et ser� para siempre; mientra que la luna ha de las hedades de aquel d�a, enton�es ser�n las epatas de aquel a�o. Et sabet que en aquel primero a�o del siglo la luna ovo comien�o a diez d�as e medio por andar de mar�o, e en el mes de abril ovo onze, e en mayo ovo doze, e en junio treze, en jullio cuatorze, en agosto quinze, en setiembre �inco, en otubre seis, en noviembre siete, en deziembre ocho, en enero nueve, en febrero diez. Et todos �stos por andar de cada un mes.

Et aqueste cuento llaman algunos concurrente. Et en �ste devemos n�s siempre tener el primero a�o cuando las epatas son ningunas. Et del primero a�o en adelante devedes ayuntar las epatas de aquel a�o con el concurrente del mes que quesi�redes e tanto avr� la luna el primero d�a de aquel mes, sacando que, si aquel cuento sale m�s de treinta, devedes tirar treinta e guardar lo que finca. E devedes v�s guardar en el dizinueve a�o del salto de la luna, que se a�ade del d�a que cres�e de todos dizinueve a�os, seg�nt que o�stes de suso. E d'esto viene yerro en el mes de iunio, que all� do la luna deve ser juzgada de treinta d�as, seg�nt las epatas, es la luna primera. E ans� nos conviene guardar el otavo a�o e el onzeno, porque la raz�n de las epatas falles�e una luna por causa del embolismo.

Et quien quisiere saber en cu�l a�o anda el cuento del sol, de veinte ocho a�os tome los a�os de nuestro Se�or Jhesuchristo; e de toda aquella suma quite de veinte e ocho en veinte e ocho fasta el cabo. E lo que fincare ser� el cuento.

Otros�, quien quisiere entender en cu�l a�o de la luna, do corre el cuento de dizinueve, que es �ureo n�mero, tome los a�os del Se�or e p�rtalos de dizinueve en dizinueve. E lo que quedare es lo que demanda. E esto sea cuanto a lo segundo.

A�erca de lo ter�ero, para saber en qu� signo est� la luna, devedes de fazer en esta manera: sabet que la luna en cada mes es nueva en el signo en que est� el sol. E, desque sopi�redes en qu� signo entr�, dat a cada signo dos d�as e ocho horas e ter�ia poco m�s; e despu�s avedes de traer el cuento comen�ando de Aries o faza Aries. Ans� como si la luna fuesse en Aries nueva, que es en el mes de mar�o, e fuesse diez d�as, dar�amos d'estos diez d�as a cada signo dos d�as e ocho horas e ter�ia poco m�s, fallar�amos que estava en el signo de C�n�er a dizisiete horas poco m�s o menos de nueve grados. O si la luna fuesse nueva en C�n�er o oviesse quinze d�as, fallar�amos que estava en el signo Sagitario a�erca de un ter�io de Capricornio.

Otros�, devedes contar los signos en esta manera, conviene saber Aries, Taurus, G�minis, C�n�er, Leo, Virgo, Libra, Escorpi�n, Sagitario, Capricornio, Acuarius, Piscis. En tal manera que siempre Aries sea el comien�o e Piscis el acabamiento de los signos.

Otros�, quien quisiere aquesta mesma raz�n saber seg�nt la cuenta de sancta Iglesia, deve primeramente saber en qu� signo entr� la luna, et despu�s d� a cada signo dos d�as e medio a cada signo, e luego sabr� en qu� signo est�. Ans� como si agora entrara la luna en Libra e oviesse veinte d�as, dando dos d�as e medio a cada signo, contando como dicho es, fallaremos que la luna est� en el signo Tauro. Mas por cuanto aquesta cuenta puede mejor ser vista por tabla, por ende pornemos aqu� figura, acabado este cap�tulo de la luna.

Et aquesto sea cuanto a lo ter�ero del ter�ero miembro d'este cap�tulo.

Lo cuarto dixe que cu�nto tiempo est� en fazer su curso. A�erca de lo cual devedes notar bien todo lo que dicho es, que asaz lo avemos declarado en las razones sobredichas, pero es aqu� de poner canon o declara�i�n d'esta tabla que est� d'esta otra parte. A�erca de lo cual devedes saber cu�ntos d�as ha la luna de su propria conjun�i�n; e entrat con tantos d�as en el cuento de la primera l�nea, e parat mientes en qu� mes estades e des�endet por la l�nea ayuso fasta que seades en derecho cuento del d�a en que fall�redes el cuento de la luna e el signo que estudiere en aquella casa en derecho del mes en que estades; e aqu�l ser� el signo en que est� la luna. Et m�s devedes notar que son doze casas en cada l�nea e en cada casa est� su signo e en cada l�nea su mes, seg�nt pares�e por esta tabla. Aquesta tabla que de aquesta otra parte est� es de la luna.

CAP�TULO DEL DRAGO

Devedes saber que el e��ntrico de la luna se aparta en dos lugares del �erco e e��ntrico del sol, es de saber, en la parte que es de medio d�a e en la parte de setentri�n, como pares�e en esta figura.

En la cual lo bermejo ense�a el e��ntrico del sol e lo verde ense�a el e��ntrico de la luna. E el entretajamiento que fazen amos a dos los e��ntricos son llamados cabe�a e cola del drago. Ans� que el entretajamiento que comien�a en oriente e por medio d�a passa contra oc�idente e lieva el and�n del firmamento e non el and�n de las planetas, et es llamada cabe�a del drago. E el entretajamiento que comien�a en oc�idente e passa por setentri�n contra oriente es llamada cola del drago. E esta cabe�a e cola del drago se mueven siempre de oriente contra oc�idente de cada d�a �erca de dos minutos.

E sabet que estos dos entretajamientos que llamamos cabe�a e cola de drago lieva consigo un ��rculo, el cual es llamado ��rculo con��ntrico, egual en su grandez al e��ntrico de la luna. E pod�mosle dezir orbe o espera decliva, por cuanto declina e tiene and�n contrario de los orbes de los planetas. Otros�, sabet que este entretajamiento faze como dos medias lunas e a cada una d'estas llamaron drago; e a la del sol llamaron drago masculino e la de la luna drago feminino. Et aquesto es dicho porque ac�i�n e passi�n, genera�i�n e corruc�i�n, masculinidat e feminidat, d�a e noche oviessen departimiento en el zod�aco.

E, por ende, dizen algunos que aquestos dragos fazen la galachia del �ielo. E el un drago tiene los seis signos e el otro drago tiene los otros seis signos. Otros�, devedes saber que la cola del drago del sol retuer�e la boca del drago de la luna; e la cola del drago de la luna retuer�e contra la boca de la cabe�a del drago del sol.

E, por ende, ponemos aqu� el cap�tulo del eclipsi del sol e de la luna e despu�s diremos de sus significa�iones.

CAP�TULO DE LOS ECLIPSES DEL SOL E DE LA LUNA

Agora devedes saber que en la figura del orbe del mundo siempre es fecha de dos rayas una cruz e la l�nea o raya que viene de trav�s. Es llamada equino�ial, porque cuando el sol en el comien�o de Aries en mar�o e en el signo de Libra en su grado primero entra en el mes de setiembre, eston�e son iguales todas horas, e faze el d�a doze horas e la noche doze horas. E la otra raya que viene por luengo ll�manle del eclipsi, raz�n porque eclipsi non puede ser fecho salvo cuando en esta l�nea, que parte por luengo la figura del mundo, acaes�en ser el sol e la luna.

Et d'esto vos aper�ebimos que, si en cualquiera signo fuere fallado el sol con la cabe�a del drago de la luna e con la luna en diez grados, o aquende de diez grados, que ser� el eclipsi en el sol. E esto cuando quiera que acaesca, ser� cuando la luna fuere de treinta d�as o comen�ante la luna ser de treinta d�as. Esto digo por cuanto non ha luna de treinta d�as, seg�nt declarado avemos arriba. Ca enton�e la luna puesta a nos delante del sol quitar� la luz del sol. E devedes saber que aquesto non acaes�e cada mes, mas siempre que fuere ser� cuando la luna tomare al sol diez grados aquende del signo en que est� el sol si el sol estudiere en la l�nea ecliss�tica, como dicho avemos.

Otros�, el eclipsi de la luna d�moslo entender en esta figura que aqu� ponemos en la dicha raya que va por luengo, ca siempre que fall�redes la luna con el sol en cualquiera signo e la cola del drago con ellos en diez grados, ser� eclipsi en la luna, porque eston�e est� el sol diyuso de tierra e la luna en�ima en essa mesma l�nea. E esto non puede ser salvo cuando la luna fuere de quinze d�as o de menos. E digo que non en cada quinze d�as de la luna acaes�e esto, mas cuando fuere eclipsi en la luna ser� la luna de quinze d�as e estar� en�ima de la tierra e el sol debaxo, e, ans� que la tierra entrepuesta entre el sol e la luna, priva que non vea al sol e obscures�e fasta que sale detr�s la tierra.

Otros�, devedes saber que entre los unos eclipses e los otros deve aver seis meses lunares, o a lo menos �inco, mas non en todos los climas, seg�nt lo dize Alfragano en el Libro de los eclipses e Messealat otro que s�, e otros astr�logos.

Significa�i�n. Otros�, devedes saber que, si el eclipsi de la luna acaes�iere ser fecho en los signos fr�os, significa grandes friuras; e si fuere en los signos de agua, significa habundan�ia de aguas, si fuere invierno, e si fuere verano templan�a de aires, seg�nt dize Alfragano e otros sabios astr�logos.

Otros�, cuando acaes�iere eclipsi del sol en los signos de fuego significat sequedat e gran sterelidat de la tierra. E si acaes�e en los signos de agua, significa mucha habundan�a de aguas e detrimento de muchas cosas. E si acaes�iere en los otros signos, tern� el medio de aquestas dos cosas. La cual raz�n e provan�a se demostr� en este a�o de treinta et ocho, que fue eclipsi en el sol en el signo Libra. E porque esta raz�n est� obscura, porque a�n non dixe d'ellos, pero ayuso se dir� de la condi�i�n de los signos.

AND�N DE SATURNO, J�PITER E MARS

Dicho avemos de los eclipses c�mo se causan, agora diremos del and�n de Saturno, J�piter e Mars, por cuanto estos tres andan en�ima del sol, seg�nt pares�e ayuso en la figura de todos los orbes.

Onde devedes saber que avemos dos departidos movimientos o andenes: al primero llamamos de la ochava spera, que es el �ielo strellado; e aqu�ste siempre anda contra el �ielo arriba de oriente a oc�idente. El segundo and�n llamamos noturno; e aqu�ste siempre anda contra la tierra ayuso de oc�idente contra oriente. E aquesto es lo primero que devedes saber en este cap�tulo.

Lo segundo, devedes saber que el and�n noturno llaman motus defferens, movimiento que lieva los planetas de oc�idente contra oriente. Raz�n porque este movimiento que lieva e trahe ans� los planetas faze andar los epi��culos de los planetas enderredor de oc�idente contra oriente, como faze el rodezno del molino.

Otros�, el primero and�n de la ochava spera es llamado and�n o movimiento igualador, porque iguala o con�ierta los andenes a la concordan�a natural, e porque la obra sea igualada alto en los �ielos e sus effectos ac� diyuso en la tierra.

Otros�, devedes saber que cada una d'estas tres planetas tiene dos ec�ntricos, que son dos �ercos llanos en la sobrefaz de cada uno de los planetas. Et el uno d'estos �ercos es llamado e��ntrico defferens, que quiere dezir �erco o spera que lieva la planeta de oc�idente contra oriente. Raz�n porque por este ��rculo se mueve el epi��culo, que lieva el planeta de occidente contra oriente. Et el otro ��rculo es ec�ntrico igualador de los andenes, e es llamado circulus ecuans motum. Raz�n porque en�ima del �entro d'este ec�ntrico igualador de los andenes igualmente se mueve el �entro del epi��culo e por iguales tiempos faze iguales andenes.

Et devedes saber que aquestos amos ec�ntricos son iguales en grandez, ca igualmente se levantan e se mueven, pero aqu�l cuyo �entro es llegado m�s al �entro de la tierra es llamado �erco que trahe consigo al planeta. E otro llaman �erco igualador, porque el su �entro es m�s lexos de tierra.

AND�N DE VENUS E MERCURIO

Acerca de lo cual devedes saber que cada uno d'�stos tiene en la su sobrefaz dos ec�ntricos iguales en su grandez, salvo qu'el ec�ntrico igualador que lieva el planeta de oriente contra occidente es m�s allegado a la tierra. E el ec�ntrico proprio del planeta, que es portador de la planeta e del su epi��culo de occidente contra oriente, es m�s arredado a la tierra, seg�nt pares�e por esta figura.

Pero devedes saber que d'estos dos ec�ntricos el uno es portador de oc�idente contra oriente. �ste solo es movible e tiene movimiento proprio, mas el ec�ntrico igualador non tiene movimiento nin and�n por s�, pero tiene el and�n zod�aco que lieva consigo los planetas. Por ende, cuando los lieva de oriente contra oc�idente non es por s�, mas antes las mueve e lieva por virtut de la ochava spera.

Otros�, devedes saber que el epi��culo de Mercurio se mueve por el rodezno del su ec�ntrico, al cual rodezno llaman �ircunferen�ia, de oc�idente contra oriente, at�n a�na como se mueve e anda el sol contra el and�n del firmamento. Et, por ende, bien ans� como la luna passa dos vezes la redondez e la �ircunferen�ia del su e��ntrico cada mes, bien ans� Mercurio en el a�o passa dos vezes la redondez del su ec�ntrico: la una vez por su proprio movimiento, la otra por el movimiento de su axe del su e��ntrico egualador.

Et aquesto devemos entender en esta manera, ca, puesto caso que Mercurio passe dos vezes en el a�o, pero non passa el axe salvo una vez. Raz�n porque cuando el su epi��culo ha passado la meatat del �erco, luego el e��ntrico lo torna atr�s en toda la dicha meatat, e dende endere�a su and�n e passa la otra meatat, e luego lo torna faza atr�s, e dende endere�a su and�n e lo passa otra vez, etc.

E, ans�, entendet de la luna, que cada mes passa dos vezes, etc�tera.

Otros�, el and�n de Venus es tan a�na como el and�n del sol, seg�nt es dicho de Mercurio. Pero devedes de saber que los e��ntricos de Venus son ans� ordenados por figura como los e��ntricos de Saturno, de J�piter e de Mars, seg�nt en la figura de arriba pares�e por enxemplo.

AQU� COMIEN�A EL CAP�TULO DE LOS AXES E CONCORDAN�A DE LOS PLANETAS

Et porque seg�nt dimos a entender en las figuras de los planetas, los sus e��ntricos son de diversas maneras assentados, algunos cuidaron que ser�a revessada la dotrina de todos. Pero por cuanto todos los planetas siguen el and�n en su orden por los doze signos, comen�ando de Aries, Taurus, etc., entendidas las figuras sobredichas, pornemos aqu� las diferen�ias de los andenes de cada uno de los planetas e de todas en com�n, porque devedes de saber de cada uno de los planetas muchas cosas, conviene saber:

1o. Lo primero, logar verdadero del planeta.

2o. Lo segundo, medio e verdadero and�n de la planeta.

3o. Lo ter�ero, axe media de la planeta.

4o. Lo cuarto, axe verdadera de la planeta.

5o. Lo quinto, egualamiento del �entro de la planeta.

6o. Lo sexto, argumento medio de la planeta.

7o. Lo s�ptimo, argumento verdadero de la planeta.

VIIIo. Lo otavo, cu�ndo son unos los axes de los planetas.

IXo. Lo nono, cu�ndo es mayor el medio movimiento que el verdadero.

Xo. Lo d��imo, cu�ndo es igual el and�n.

XIo. Lo und��imo, cu�ndo son igualamientos de los andenes mayores o menores.

XIIo. Lo duod��imo, di�metro de longura mayor, mediana, pequena.

XIIIo. Lo ter�iod��imo, del �entro del mundo e �entro de los e��ntricos e del epi��culo.

XIIIIo. Lo cuatorzeno, retrograda�i�n, dire�i�n, sta�i�n de los planetas.

XVo. Lo quinzeno, a�os mayores e menores menguados.

XVIo. Lo dizis�is, tard�os, ligeros e menguados.

XVIIo. Lo dizisiete, acre�entados de cuento de los planetas.

XVIIIo. Lo diziocho, ladez e declina�i�n en los planetas.

XIXo. Lo dizinoveno, acatamiento de los planetas.

XXo. Lo veinteno, c�mo se mueven los axes e otras muchas cosas.

Et agora pornemos esta figura de todo ello.

Io. A�erca de lo primero, devedes saber que el verdadero lugar del cuerpo del planeta es entendido que sale por una l�nea derecha del �entro e��ntrico portador e fenes�e en el rostro del epi��culo, como faze el rodezno en el rostro de la rueda.

IIo. Otros�, devedes saber lo segundo, que el medio and�n de la planeta es el arco del �erco del zod�aco, el cual comien�a en el primero grado del signo de Aries e fenes�e en el postrimero grado del dozeno signo, que es Piscis. Ans� que la l�nea e raya que sale del �entro de la tierra e faze parti�i�n entr'el signo de Aries e de Piscis da el comien�o e el fin del arco del medio and�n de los planetas.

IIIo. Otros�, lo ter�ero devedes saber que el verdadero and�n de los planetas es en el rostro del su epi��culo, ans� como la rueda se mueve por el rostro del rodezno del molino.

IVo. Otros�, lo cuarto devedes saber que el axe media son llamados los apartamientos iguales del e��ntrico de la planeta portador, all� do fallades escripto medio and�n.

Vo. Otros�, lo quinto devedes querer que el axe verdadero es llamado el apartamiento mayor de la planeta en su e��ntrico. Ans� que do quiera que veades que el planeta es m�s allegado a la tierra, agora sea en�ima de la tierra, agora sea diyuso, aquello es llamado oposi�i�n e contrario del axe. E do quiera que vi�redes que est� en su mayor apartamiento contra la tierra, es llamado axe verdadera. E aquesto es un axe a manera de arco peque�o que cahe entre el axe media e el axe verdadera.

VI. Otros�, devedes notar lo sexto, que el igualamiento del �entro de la planeta es la cuarta parte de toda la spera e e��ntrico de la planeta, porque todo el arco del zod�aco fecho cuatro cuarterones cada uno faze su arcopeque�o. E por all� sabemos el igualamiento del �entro de la planeta. E, por ende, dezimos que el igualamiento del �entro de la planeta es un archo peque�o, el cual est� entre el axe media e el axe verdadera, considerando en el e��ntrico de la planeta. E, por ende, dezimos que en las cuadras e l�neas, de las que son los nudos, non ay igualamiento del �entro de la planeta. Raz�n porque enton�e la axe verdadera e la axe media son en una l�nea.

VII. Otros�, lo s�timo devedes saber que el argumento medio de la planeta es el archo del epi��culo que cae entre el axe media e el �entro de la planeta, considerado seg�nt el movimiento e el and�n de la planeta en el epi��culo del planeta.

VIII. Otros�, lo otavo devedes saber que el argumento verdadero de la planeta es un arco que cae entre el axe verdadera e el �entro de la planeta.

IX. Otros�, lo noveno devedes saber que los axes son unos en los nudos e en las l�neas de las cuadras.

X. Otros�, lo d��imo devedes saber que igualamiento del argumento de la luna es dicho el archo del zod�aco que cae entre el and�n medio e el and�n verdadero. E devedes saber que, estando el �entro del epi��culo en su axe o en su op�sito del axe, non ay igualamiento alguno.

XI. Otros�, lo und��imo devedes saber que tres longuras son de considerar en el e��ntrico de cada planeta contra la tierra. Es a saber longura mayor, e �sta es a la parte del axe; e longura mediana, �sta es a la parte del axe media; e longura menor es a la parte del op�sito e contrario del axe.

XII. Otros�, devedes saber lo duod�cimo que el and�n medio es mayor que el and�n verdadero siempre que la planeta fuere en la longura mediana, mas el and�n verdadero eston�e es mayor qu'el and�n mediano cuando la planeta en su epi��culo est� e anda en la longura mayor o menor 00.

XIII. Otros�, devedes saber, lo que es ter�io d��imo, que el igualamiento del argumento enton�e es mayor cuando el �entro del epi��culo est� en el contrario del axe e m�s que en todo otro lugar. Et enton�es son menores los igualamientos del argumento cuando el �entro del epi��culo estudiere entre el axe vera. Otros�, cuando el �entro del epi��culo estoviere entre el axe vera e su op�sito, eston�e son egualamientos medianos. E d'esto avemos tres axes e tres longuras. E, por ende, axe verdadera e longura mayor, axe media e longura mediana, axe op�sita e longura menor tienen una significaci�n. E �stos son tres di�metros, que son tres medidas.

XIIII. Otros�, lo cuartod��imo devedes saber que el c�rculo e��ntrico es dicho un �erco que esta diyuso de la ochava spera e tiene su �entro en la l�nea eclips�tica, m�s alto o m�s baxo del �entro del mundo. Et devedes saber que aquella parte de tal �erco que m�s se aparta del mundo es llamada axe verdadera e longura mayor e di�metro e medida mayor. E la parte de tal �erco que m�s se allega a la tierra es llamada axe op�sita, longura menor e di�metro e medida menor. E las partes d'este �erco que caen entre la longura mayor e menor es llamada axe media, longura mediana e di�metro mediano.

XV. Otros�, lo quintod��imo dev�s saber que el and�n de cada una de las planetas es de oc�idente a oriente, siempre igualmente. Otros�, el mundo rueda de oriente a oc�idente igualmente. Por ende, en el orbe de los signos non andan los planetas and�n igual, antes andan and�n non igual de oriente a oc�idente. E aqu�sta es la raz�n porque unos signos se levantan m�s ligeramente que los otros.

XVI. Otros�, devedes saber lo diziseseno, que luego que el �entro del epi��culo de cada uno de los planetas, cuando fuere en el axe, se mueve la planeta contra oriente.

XVII Otros�, lo diziseteno devedes saber que la planeta es llamada de and�n derecho siempre que el su and�n es ayudado por el and�n del su epi��culo, porque eston�e siempre el movimiento del cuerpo de la planeta anda en el rodezno del su epi��culo en contrario del and�n del firmamento; es de saber, cuando el movimiento del cuerpo del planeta en la �ircunferen�ia e en el rodamiento del su epi��culo es a la parte de oriente. Et d'esto avemos conclusi�n que el e��ntrico se mueve contra oc�idente en contrario del and�n del firmamento. E este and�n del e��ntrico e del epi��culo es contra oc�idente, por cuanto la planeta en su cuerpo e en su �entro de su cuerpo se rodea por su faz contra oriente, como vemos en el peisnazo e rodezno de la muela, ca por cuanto el peisnazo se mueve a oriente, por ende la rueda e el rodezno se mueve contra oc�idente 00.

IIXX. Otros�, lo diziocheno devedes saber que la planeta es llamada de and�n retr�gado, que quiere dezir de and�n que torna faz atr�s siempre qu'el su and�n non es ayudado por el su epic�culo. Mas antes and�n tiene por el and�n del firmamento de oc�idente contra oriente, ca eston�e el e��ntrico e epi��culo es llevado por el and�n del zod�aco contra oriente. Ca eston�e el e��ntrico e, por meior dezir, cuerpo del planeta, en el su rodeamiento buelve su faz contra oc�idente. Bien ans� como si el peisnazo del molino se moviesse contra oriente, luego el rodezno e la rueda se mover�an contra oriente.

Et aqu� sacamos dos conclusiones: la primera conclusi�n es que, cuando la planeta de and�n derecho es, siempre anda el su e��ntrico e epi��culo contra oc�idente, puesto que la planeta en su cuerpo e en el �entro de su cuerpo se buelva e anda contra oriente. La segunda conclusi�n es que, cuando el planeta es de and�n faz'atr�s, siempre el su e��ntrico e el su epi��culo se mueve contra oriente, puesto qu'el planeta en el �entro de su cuerpo se mueva et ande contra oc�idente.

XIX. Otros�, lo dizinoveno devedes saber que la planeta faze la primera stan�a en el punto e instante del epi��culo de la planeta en dexando su and�n, que es de oriente contra oc�idente, e tomando el and�n de la ochava spera, que es de oriente contra oc�idente. E la planeta faze la sta�i�n segunda en el punto qu'e1 epi��culo de la planeta dexa el and�n de la ochava spera e toma su and�n proprio e derecho.

Mas devedes saber que la primera sta�i�n cuando comien�a a retrogradar es un arco considerado seg�nt fuere el and�n del planeta en el epi��culo, cuando veniere entre la verdadera axe del epi��culo e el punto de la primera sta�i�n. Et la sta�i�n segunda es un arco del epi��culo, cayente entre la axe verdadera e el punto de la sta�i�n segunda. E este archo es menguado seg�nt el �entro del epi��culo al centro de la tierra, porque asaz pares�e que se mudan los puntos de las sta�iones.

Otros�, devedes saber que si sac�rades el archo de la primera sta�i�n, de la segunda sta�i�n queda el arco de la retrograda�i�n; e si sacadas la primera sta�i�n, de todo el arco queda el arco de la segunda sta�i�n, porque tanto es el arco /abc\ cuanto es el arco /abc\.

XX. Otros�, lo veinteno devedes saber qu'el medio movimiento de cada uno de los siete planetas al tiempo passado, el cual non es escripto en la tabla, ans� lo devedes tomar: tomad la ra�z in annis colectis -ra�z, es saber, la cuenta de los a�os que fall�redes scripta en cada tabla en la cabe�a-; despu�s torn� el cuento in annis expansis, o medio curso de los a�os entremedios, los cuales llamamos que son entre el un a�o de los a�os colectos e del a�o del cual v�s pregunt�redes et quisi�redes saber. Dende, sacat este dicho cuento o curso medio de la ra�z, si podedes, e, si non, a�adit una revolu�i�n de doze signos e sabet qu'el residuo que queda es el medio movimiento o el medio and�n de la planeta cualquiera de la cual preguntastes.

XXI. Otros�, devedes saber lo veinte e uno, que media oposi�i�n o media contrariedat es llamada seg�nt son los medios andenes; e verdadera oposi�i�n e contrariedat es llamada seg�nt los andenes verdaderos; e vesible oposi�i�n es seg�nt los vesibles andenes. E tales oposi�iones conos�emos en las tablas por grados, minutos e segundos.

XXII. Otros�, devedes saber lo veinted�s que a�os colectos son llamados a�os allegados, despu�s de los cuales se toman las cuentas de las almanaques. Otros�, a�os expansos son llamados a�os espargidos, que fazen una revolu�i�n e m�s siempre tornando en s� por somo. Otros�, a�os mayores son llamados de los mayores planetas, conviene saber, los a�os de Saturno, J�piter, Mars e del drago.

Otros�, a�os menores llamamos los que menores ��rculos o menores grados passan, ans� como sol, Venus e Mercurio e la luna.

Andenes. E por mejor esto entender devedes saber que Saturno acaba su and�n en treinta a�os e passa todos los doze signos del zod�aco en trezientos e setenta e ocho d�as e diziocho horas; e est� en cada signo treinta e un d�as e treze horas e media.

And�n de J�piter. J�piter acaba todo su and�n en doze a�os e cuatro d�as e ocho horas; passa por los doze signos en trezientos e noventa e nueve d�as e ocho horas; passa por los doze signos en trezientos e noventa e nueve d�as e veinte seis horas; e est� en cada signo treinta e tres d�as e seis horas e media.

Mars. Mars acaba su and�n en cuatorze a�os e onze meses et onze d�as, e despu�s torna en aquel mesmo punto. Passa por los doze signos en dos a�os e un mes e veinte d�as; est� en cada signo sesenta d�as e una hora.

And�n del sol. Sol cumple su curso en veinte e ocho a�os e passa los doze signos en trezientos e sesenta e �inco d�as e seis horas. Est� en cada signo treinta d�as e diez horas e media.

Venus. Venus acaba su and�n en siete a�os e onze meses e siete d�as e cuatorze horas. Passa por los doze signos en dizinueve meses e nueve d�as. E est� en cada signo cuarenta e cuatro e veinte dos horas et media m�s.

And�n de Mercurio. Mercurio acaba su and�n en dizinueve a�os e onze meses e veinte �inco d�as e nueve horas. Passa los doze signos en tres meses e veinte cuatro d�as e doze horas. Est� en cada signo nueve d�as e medio e 13 de hora.

La luna cumple su and�n en dizinueve a�os e passa los doze signos en veinte e ocho d�as poco m�s e est� en cada signo dos d�as e �erca de nueve horas.

E, ans�, que por aqu� pares�e la ligereza o tardan�a de los planetas, lo cual non puede omne entender sin estudio e saber bien contar.

XXIII. Otros�, lo veintetr�s devedes saber que los planetas d'ellos son llamados tard�os o de peque�o and�n cuando son retr�grados; ligeros son llamados cuando son derechos, en su and�n velo�es, id est, aucti cursu, �acre�entados en el su and�n o curso�.

XXIV. Otros�, lo veinte e cuatro devedes saber que aucti numero son llamados, �acre�entados en cuenta�, siempre que les es a�adida la cuenta del elongamiento o igualamiento, por mejor dezir, en�ima del medio and�n. Minuti numero llamamos, �menguados de cuenta�, cuando la cuenta del igualamiento non es a�adida al and�n del medio curso.

XXV. Otros�, lo veinte �inco devedes saber que los planetas son llamados aucti lumine, �acre�entados en lumbre o por lumbre�, cuando el sol se aparta de las planetas o las planetas del sol; minuti lumine, �menguados por lumbre�, cuando se allegan al sol e e contra.

26. Otros�, lo veinte e seis devedes saber la naturaleza e propriedades de los planetas e las obras d'ellos e de los signos. E sabet por �ierto que son determinadas so tal condi�i�n que siempre sea fecha intercep�i�n e comien�o del sol, porque es el m�s noble de los planetas, e de Aries, que es el m�s noble de los signos, e del medio d�a, porque es la parte m�s noble del d�a, e de la �ibdat de Arin, que est� entre amos e dos los polos o estrellas de enorte, en punto del medio del mundo. E de aquesto salen los igualamientos verdaderos.

XXVII. Otros�, devedes saber lo veinte siete que latitudo, �ladez�, de la planeta es el arredramiento e apartamiento que faze del camino e v�a del sol. Declina�i�n de la planeta es dicha la arredran�a e apartan�a del planeta que faze arredr�ndose de la l�nea equino�ial. E, por ende, el sol non ha nin tiene ladez alguna.

XXVIII. Otros�, lo veinte e ocho devedes saber que en el sol tomamos sola declina�i�n por la distan�ia et apartamiento del �entro del sol e del primero entretajamiento, el cual entretaiamiento faze el �erco del sol con el equino�ial, conviene a saber, del comien�o de Aries.

29. Otros�, lo veinte nueve devedes saber que tornamos la ladez de la luna por distan�a del �entro del cuerpo de la luna e del entretajamiento e cortadura primera que faze el �erco de la luna con el �erco del sol, de la cabe�a del drago. E, ans�, tomamos la declina�i�n de los grados del orbe de los signos en el cual es la luna. E en essa hora tomamos la ladez de la luna del orbe de los signos, es de saber, de la v�a del sol. Et si la ladez et declina�i�n fueren setentrionales o meredionales, alleg�moslas amas a dos e sale la declina�i�n de la luna cuando declina de la l�nea equino�ial. Mas si fueren departidas, es a saber, que la ladez sea setentrional e la declina�i�n meridional o por el contrario, eston�e sacamos la menor de la mayor.

XXX. Otros�, lo treinta devedes saber que de esta manera podedes fallar la declina�i�n e ladez de los otros planetas, salvo que devedes saber que, por cuanto la luna non tiene estos ac�identes, retrograda�i�n e sta�i�n, como los otros planetas, puesto que tenga epi��culo, por cuanto m�s a�na se mueve el su epi��culo que el cuerpo de la luna.

Otros�, por cuanto el e��ntrico de la luna siempre est� apartado de la v�a del sol de una manera e las otras planetas non. Otros�, por cuanto el epi��culo de la luna est� en la sobrefaz de arriba del e��ntrico, e es de ligero and�n en la parte de arriba del su �erco et es de tard�o and�n en la parte de ayuso del su �erco, et el epi��culo de las planetas otras es en la sobrefaz de ayuso del su �erco, e son de tard�o and�n en la parte de arriba del �erco e de ligero and�n en la parte de ayuso de sus �ercos.

Bien por esso se dize que la luna non tiene salvo una ladez, mas las otras tienen dos ladezes, es a saber, una por cuanto el epi��culo d'ellas se aparta del e��ntrico del sol, otra por cuanto el e��ntrico de las planetas se aparta de la v�a del sol, e do quiera que fueren falladas es de sacar una de la otra.

E m�s devedes saber que la primera ladez se � de tomar de la v�a del sol e la segunda ladez del limbo del zod�aco. E, por ende, si saliere la cuenta de dos grados de la v�a del sol e la segunda ladez del limbo del zod�aco, por ende, si saliere la cuenta de dos grados de la v�a del sol, saldr�n de la cuenta del limbo cuatro grados.

Et por cuanto la v�a del sol es de seis grados a la parte de setentri�n e otros seis grados a la parte de medio d�a, por ende, por cuanto fallamos algunas vezes en ladez mayor de seis grados, es dicho que Mercurio sale de la v�a del sol. La raz�n por qu� es por cuanto el �entro del epi��culo es en los nudos non ay ladez alguna, porque eston�e el epi��culo en el e��ntrico e el centro del epi��culo est� en la v�a del sol derechamente sin apartamiento.

Otros�, sabet que el argumento de la ladez de una manera es fallado en Saturno, I�piter, Mars, luna, et en otra manera en Venus e Mercurio, porque la cabe�a e la cola de los cuatro son non movibles, e la cabe�a e cola de Venus e Mercurio son movibles. Ans� que siempre est� la cabe�a de Venus e Mercurio apartado de la cabe�a e cola de Saturno, e ��tera, tanto cuanto est� apartado el logar verdadero de la cabe�a del drago del sol del logar que es fecho del medio movimiento del sol.

Los verdaderos lugares de las cabe�as d�vense contar de Aries seg�nt la orden derecha de los signos. Et, por ende, por el argumento d'ellos es igualado el medio and�n del sol. Pues cuando quisieres fallar el verdadero and�n de la cabe�a del drago, sacat el medio and�n, que es el and�n de los doze signos.

CAP�TULO DEL ZOD�ACO

Muy loado Dios, agora diremos del �ielo zod�aco e otras muchas cosas que adelante se siguir�n. A�erca de lo cual devedes saber que el movimiento del �ielo estrellado es una �nima vital o una vida com�n a todas las criaturas que son en naturaleza, ca bien ans� como el alma es vida del cuerpo, porque influye e da movimiento al cuerpo humano, bien ans� el cielo estrallado faze influencia e da movimiento a todas las cosas naturales, para que anden e se muevan cada una seg�nt su natura. Ca bien ans� como �esante el alma non se mueve m�s el cuerpo, bien ans� ser�a si �esase el movimiento del �ielo estrellado: luego �esar�a la vida de las criaturas. Todo eso dize el Phil�sofo en el otavo de los Ph�sicos: �Motus �eli est etc.�.

Pues de aqu� se concluye re�ebir omne influen�ia del �ielo estrellado. Digo influen�ia ne�essaria cuanto a las sus complexiones e non ne�essaria cuanto a las sus costumbres e condi�iones. La primera es esen�ial e la otra ac�idental, por cuanto la ne�essaria decende de la virtud e movimiento del �ielo strellato cuanto a la genera�i�n de las complexiones.

Otros�, devedes saber que los doze signos son fixos en el �ielo strellado e, seg�nt sabios astr�logos, ay en este �ielo diez mill strellas que pueden ser conos�idas. E en el Almagesti se trata muy bien esta raz�n.

Otros�, devedes saber que dize Azahel Amembriz de Israel que los signos son doze, de los cuales los seis son masculinos e los seis son femininos. Los masculinos son signos del d�a e los femininos son de la noche. E para los conos�er comen�aredes desde Aries, que es primero masculino, e el segundo es Tauro e feminino e el ter�ero masculino, el cuarto femenino, e ans� fasta el cabo.

Et m�s dize, que d'estos signos que la meatat suben derechamente e la otra meatat suben torti�ieros. Los signos que suben derecho son del comien�o de C�n�er fasta el fin de Sagitario. E d�zenles sobir derecho por cuanto son m�s de anchura que de longura e cada uno sube en m�s de dos horas iguales. E, por ende, les dizen directe as�enden�ia. Otros�, los que suben tuertamente son ans� dichos por cuanto su largura o anchura es menos que la longura e cada uno sube en menos de dos horas iguales. E por esta raz�n son dichos tortuose as�enden�ia.

Otros�, devedes saber d'estos signos que C�ncer, Libra, Capricornio son movibles. E son dichos movibles porque, cuando el sol entra en el comien�o d'ellos, m�dase el tiempo a la sustan�ia del tiempo que se sigue. E d'esta raz�n nas�e lo que solemos dezir que, cuando un mes demedia, al otro semeja. Otros cuatro son fixos, Tauro, Leo, Scorpi�n, Acuario. E son dichos fixos porque cuando el sol entra en ellos el tiempo est� quedo e non se muda de su ser. Ca, si es caliente, caliente permanes�e; e si fr�o, fr�o; o de otra manera.

Otros�, los otros cuatro son comunes, G�minis, Virgo, Sagitarius, Piscis. E son dichos comunes porque, cuando el sol viene a los quinze grados de cada uno, m�zclase el tiempo e la primera meatat es caliente e la otra fr�a, o por contrario. E para conos�er sin olvido cu�les son unos o cu�les son otros, fazeldos cuatro partes, seg�nt pares�e en la figura. E los primeros de cada cuadra son movibles e los segundos fixos e los ter�eros comunes.

Otros�, devedes saber que d'estos signos, Aries, Taurus, Leo, Capricornio e Sagitario son cuadrupedales. Otros�, estos signos fechos cuatro tripli�idades: la primera es de Aries e Leo e Sagitario, e aquestos signos son de fuego; la segunda tripli�idat son Taurus, Virgo e Capricornio, e son t�rreos; e la ter�era es de aire, e son G�minis, Libra e Acuarius; e la cuarta es de agua, e son C�n�er, Scorpi�n e Pis�is.

Otros�, algunos d'estos signos son obscuros: Libra e Capricornio. Et ay en los signos un lugar quemado, el cual es en el cabo de Libra e en el comien�o de Scorpi�n.

Otros�, unos han media voz, ans� como Virgo, Capricornio e Acuario. E otros han voz entera, ans� como Aries, Taurus, G�minis, Leo, Libra, Sagitarius. E otros cares�en de voz, ans� como C�n�er, Scorpius e Pis�is.

Otros�, ay algunos que son medianos o comunes en la genera�i�n filial, conviene a saber, que non son del todo generativos nin del todo ma�eros, ans� como Taurus, G�minis e Acuarius. Et otros ay que son muy generativos, ans� como C�n�er, Scorpi�n, Pis�is. Et otros ma�eros, ans� como Aries, Leo, Virgo, Libra, Sagitarius, Capricornio.

Otros�, los unos significan montes e logares �speros, ans� como Aries, Leo, Sagitarius, Capricornio. Et otros significant logares poblados e llanezas, aldeas e labran�as, ans� como Taurus, Virgo, Capricornio. Et otros significan logares arenosos, ans� como G�minis, Libra, Acuarius, los cuales han gran efica�ia en las sirtes. Et otros significan logares h�midos e de agua, ansi como C�n�er, Scorpi�n e Pis�is.

Otros�, dev�s notar que los signos de fuego significan fuego e toda cosa que pertenezca al fuego o que se faga con fuego e significan a los nobles. E los signos de tierra significan tierra e todas cosas que se fagan en la tierra. E los a�reos significan ombres e vientos e todas cosas que se al�an de la tierra. Et los signos de agua significan agua e todas las cosas que le pertenezcan. Et los generativos significan fijos e ayuntamiento de omnes.

E los de la primera tripli�idat son calientes e secos. De los humores han se�or�o en la c�lera r�bea; et de las partes del mundo tienen al oriente. E los planetas se�ores de aquestos signos en el d�a es el sol e en la noche es J�piter e de d�a e de noche es Saturno.

Et la segunda es fr�a et seca, e tiene a la c�lera negra. De las partes del mundo tiene a medio d�a. Los sus se�ores sus planetas son Venus de d�a e luna de noche, e de d�a e de noche Mars.

La ter�era triplicidat es caliente e h�mida. E de los humores, la sangre; tiene a oc�idente; e sus se�ores son de d�a Saturno e de noche Mercurio, e de d�a e de noche J�piter.

La cuarta es fr�a e h�mida. Tiene la flema, e a setentri�n. E sus se�ores son de d�a Venus e de noche Mars, e de d�a e de noche la luna. Todo aquesto dize Amembriz en el libro De curso planetarum e all�, do se repite, en el tratado de las doze casas De iudiciis.

Ans� que d'estas razones podemos entender prin�ipalmente dos cosas: lo primero, que los signos ovieron propiamente tales nombres seg�nt su natura e non pod�an ser en otra semejan�a; lo segundo, que nuestras complexiones e obras de natura todo viene de los doze signos e siete planetas a�identalmente, mas la vida nos viene o avemos del su movimiento. E, por ende, ans� como s�bito Dios cri� todas las cosas, bien ans� las puede desfazer si �l mandasse estar el �ielo zod�aco un momento solamente. E, por ende, bendicho el que tanto pecador sostiene e non lo cognos�emos.

Otros�, devedes saber que aqueste �ielo en fazer su and�n est� veinte cuatro horas, seg�nt dicho avemos. E luego buelve al primero punto donde movi� et ans� faze todav�a e ha de fazer, seg�nt pares�e en la figura sobredicha. Otros�, devedes saber que todo el di�metro e medida del ��rculo donde avemos de conos�er las horas e las eleva�iones e por�iones e as�endentes e los andenes verdaderos de las planetas e sus salimientos e ponimientos e di�metro es medida, seg�nt lo puso Ptolomeo en el libro Almagesti, de trezientos minutos. La raz�n por qu� es ca en el astrolabio non son m�s de trezientos e sesenta grados, pues para trezientos e sesenta e �inco d�as que oviesse su complimiento por enteros fueron fallados los trezientos minutos, que fazen al complimiento de los trezientos e sesenta e �inco enteros. Et porque en su perfec�i�n e contamiento del and�n del a�o perfecto son 365 d�as e seis horas, que es cuarto de un d�a, fueron fallados sesenta minutos de declina�i�n, que son por�i�n o parte entera de un grado en el zod�aco, por que de cuatro en cuatro anos viene el a�o a ser de 366 d�as. E, ans�, fazen e finchen el ��rculo por trezientos e sesenta grados del astrolabio enteros e por trezientos minutos, que fazen �inco grados, e por sesenta minutos de declina�i�n, que fazen un grado. Suma e concordan�a que avemos a trezientos e sesenta e seis d�as enteros trezientos e sesenta e seis grados del di�metro e medida del ��rculo provada e examinada.

Et si alguno dize non avemos en el verdadero a�o salvo 365 e seis horas, bien ans� dezimos que non avemos salvo trezientos sesenta grados cortados en el astrolabio e trezientos minutos entrepuestos e mezclados en el di�metro e medida del ��rculo, que fazen por todos �inco grados, e de la declina�i�n entreponemos cuarta de grado, que es quinze minutos. Et ans� fazemos concordan�a viva a 365 d�as e seis horas de trezientos e sesenta e �inco grados e quinze minutos, Dios loado.

Otros�, para conos�er las horas, ans� el astrolabio como en el cuadrante, devedes notar que aquesto es por acatamiento en un cuarter�n, ans� que el astrolabio partimos en cuatro cuarterones. Et por cuanto el astrolabio non tiene en su parti�i�n salvo 360 grados sentibles, que vesiblemente n�s los podemos ver e ense�ar a los que nos quisieren o�r; otros�, digo que en el astrolabio son otros �inco grados e quinze minutos intelectuales, ca por entendimiento los avemos de entender por la raz�n sobredicha. Et, por ende, queda que en el cuarter�n del astrolabio o bien en el cuadrante avemos de considerar noventa grados sensibles e �inco grados e quinze minutos intelectuales. E �ste es todo el di�metro e medida del cuadrante.

Pero puede alguno aqu� dezir estos �inco grados e quinze minutos intellectuales pertenes�en a toda la spera e a todo el di�metro e medida del �ielo e del cuerpo del astrolabio, pues al ��rculo todos e ans� al cuadrante la cuarta parte de aqu�stos deven ser dados e non todos. A esto dezimos que el sol, en sola cuarta parte del d�a natural, es de saber, de la hora que sale fasta el medio d�a, nos ense�a cuenta del su and�n que faze en todo el d�a, porque, de que sabemos cu�ntos grados sube el sol fasta medio d�a e cu�ntas horas passa el sol fasta medio d�a, luego por entendimiento consideramos e juzgamos tantas horas son passadas e tantas por passar. Et por cuanto todas las menguas de las partes e de los cabos e estremidades son con mayor raz�n bevidas e tomadas en sus medios, por ende, estos �inco grados e quinze minutos intellectuales son meior tomados e compartidos en el as�endente del sol fasta medio d�a. Pero a bueltas d'esto dezimos que en las horas non iguales, dando siempre doze horas al d�a e doze a la noche, el artista bien podr�a fazer reparti�i�n a cada cuadra la cuarta parte de los grados �inco e de los minutos quinze. Pero para el juizio de las horas iguales, ans� como en el tiempo que ay en el d�a cuatorze horas, dizis�is o diziocho, e en la noche diez, ocho, seis non conviene. Otros�, por cuanto no se embeven todos los �inco grados, mas aquello que conviene, seg�nt dicho avemos.

Otros�, por cuanto en cada hora del d�a podades saber cu�ndo e c�mo e cu�ntos minutos de los trezientos del di�metro avedes de a�ader en�ima de los grados del cuadrante o bien del astrolabio, faz�mosvos saber que por rayas sensuales o intelectuales avedes de tajar e partir la cuarta parte del �ielo en el astrolabio e en el cuadrante revessadamente e todo de una manera, como meior pares�e por esta figura.

En la cual figura las rayas bermejas que reparten el cuadrante en seis partes e a cada parte vienen quinze grados. Sabet que cada una d'estas partes es llamada kardaga, porque kardaga, ans� en el �ielo como en el mundo e en el astrolabio e en el cuadrante, es una parte que contiene en s� quinze grados. Otros�, devedes saber que en el astrolabio a derechas, porque a derechas sube el sol, e la dalida, que es aquel instrumento por las forambres del cual passa el sol e corta los grados en el rostro del astrolabio. Pero en el cuadrante al rev�s, seg�nt ense�a la cola de la dalida en el astrolabio en la parte de yuso, pero ans� en el astrolabio como en el cuadrante todo es de una manera.

Raz�n por qu�: v�s devedes saber como va el sol subiendo por sus grados partir el �ielo e la su redondez de la cuarta parte en seis partes, seg�nt vos ense�an las rayas de verde fechas en el astrolabio, digo en las espaldas del astrolabio. E a la primera parte o spa�io e ladez de la primera parte daredes treinta e nueve minutos; e a la segunda, treinta e seis; e a la ter�era, 31; e a la cuarta, veinte cuatro; e a la quinta, quinze minutos; e a la sexta, �inco minutos. Et sabet que llamaron los astr�logos estas seis partes partidas e tajadas senos de las kardagas, a diferen�ia de los senos de las cuatro cuadras del �ielo. Porque cada seno de cada cuadra del �ielo tiene noventa grados. E cada uno d'estos senos es llamado seno igual, porque non fallaredes m�s de tres signos en cualquiera seno del �ielo que fuere seno igual.

Otros�, llaman seno verso del ��rculo del �ielo en el cual son seis signos, e este seno buelto pu�dese considerar el uno a la parte sinistra de la l�nea e raya del eclipsi e el otro seno verso o seno grado e buelto a la derecha de la l�nea eclips�tica, cortando el �ielo en dos medias partes de arriba fasta ayuso. Otros�, devedes saber que es setentrional o meridional. Raz�n porque, si cort�redes el �ielo de trav�s con la l�nea e raya equino�ial, la parte de arriba es meridional, la parte de yuso es septentrional. Dios loado.

Agora, pues de que ans� tovi�redes cortado el �ielo, queda que para saber en cualquiera d�a en cualquiera hora del tiempo de todo el a�o d� est� el sol o en cu�l parte del �ielo anda, e ans� de cualquiera planeta, estas razones e reglas deven ser muy bien estudiadas.

Agora, antes que de aquesta raz�n digamos, figuraremos aqu� un cuadrante manual para conos�er por �l las horas del d�a cu�ntas son passadas en cualquiera tiempo o lugar que vos plazer� saberlo cada e cuando que v�s podi�redes aver sol.

Et para esto bien entender, devedes v�s mandar fazer de lat�n un cuadrante tal como �ste que aqu� est�, e que non sea mas nin menos. E en la punta de arriba, medio por medio, ha de tener un filo de sirgo muy delgado que cuelgue fasta en baxo de todo el cuadrante e en cabo del filo ha de estar una cuenta de plata o otra cosa pesada. E despu�s devedes vos parar con �l de cara al sol en tal manera que fagades entrar el sol por amos los forambres de las armellas de derecho en derecho. E despu�s parat mientes al filo en qu� derecho est� ayuso donde son se�alados los grados e fallaredes en cada casa �inco grados, seg�nt pares�e por esta figura. E devedes m�s tener un librete o cuadernillo de pargamino en que est�n los doze meses del a�o, seg�nt que aqu� adelante pornemos. Et despu�s que esto todo fuere bien entendido, tomaredes los grados que contastes del comien�o del cuadrante fasta donde se�alava el filo e vernedes con ellos fuera al cuadernillo aquel mesmo d�a e mes en que estades. E pararedes mientes derecho por la l�nea donde es escripto e se�alado aquel d�a donde estades e mirat d�nde fallaredes el cuento de los grados que traxistes del cuadrante. E despu�s acatat a la sinistra parte derecho por la l�nea, e luego veredes las horas que demandades o que queredes saber estar escritas en aquella mesma l�nea al cabo donde dize horas.

�stos son los meses que se siguen. A�erca de lo cual devedes saber que en la primera l�nea son se�alados los d�as et en la segunda son los grados; et en la primera que des�iende ayuso faza v�s son las horas se�aladas. Otros�, devedes saber que las horas se cuentan en todos los meses del a�o desde que sale el sol esclares�iendo la tierra del nuestro orizonte, seg�nt que aqu� est�n scriptas o se�aladas todas las tablas de todos los meses del a�o. E comien�an desde enero, ans� como se siguen en el martilogio.

Ley primera para saber el sol en qu� cuadra del �ielo est�. Devedes, seg�nt el mes en que fu�redes, tomar la cuenta del signo en el cual anda el sol, siempre comen�ando del signo Aries, porque Aries, Taurus, G�minis son de la primera cuadra. E si fall�redes que el sol est� de Aries fasta en el su tercero signo, G�minis, dezit que est� en la primera cuadra de la letra Q de color bermejo. Et si fall�redes que el sol est� en signo que passa de tres a seis, comen�ando siempre la cuenta de Aries, quitando los tres signos primeros, estar� en la segunda cuadra de la letra P de color de a�afr�n, porque C�n�er, Leo, Virgo est�n en la dicha cuadra. Et si fall�redes qu'el sol est� en los signos que passan de los seis fasta los nueve, quitando los seis de la primera e segunda cuadra, el sol estar� en la ter�era cuadra de la letra R de color prieto, porque Libra, Scorpius, Sagitarius son de la ter�era cuadra. Et si fall�redes que el sol est� en el signo que passa de nueve a doze, quitando los nueve, el sol estar� en la cuarta cuadra de la letra O de color verde, porque Capricornius, Acuarius, Piscis son signos de la cuarta cuadra del �ielo, seg�nt se demostr� en la figura sobredicha.

Ley segunda para saber en cu�les signos sube el sol et en cu�les des�iende. Devedes saber que la declina�i�n del sol se nota en cuanto el sol se aparta de la l�nea equino�ial. E, por ende, sabet que si el sol fuere del comien�o de Aries fasta en tres signos complidos por noventa grados, est� el sol en la parte septentrional as�endente. E de tres signos en seis ser� septentrional descendiente; e de seis signos fasta nueve ser� descendiente meredional; e de nueve fasta doze ser� as�endente meredional. Pero tomaron los cuatorze grados de ascendente meredional como es raz�n vulgar que demediado el mes a otro semeja. E, ans�, ordenaron su tabla por �iento e cuatorze grados de alteza cuando m�s sube, e sesenta e seis grados cuando m�s des�ende. E el cora��n d'esta cuenta, es a saber los grados que son entremedios, son veinte tres grados de la declina�i�n propria del sol. E los otros grados XXI e sesenta e seis, que son noventa del alteza del sol, ayunt�ronlos todos en una suma, que fazen �iento e cuatorze grados.

Et aqu�sta es la raz�n suficiente porque el alteza por s� nin la declina�i�n por s� non puede ser avida salvo una por otra. Pues ya pares�e que la declina�i�n es de veinte tres grados e la alteza del sol de noventa grados. E porque los veinte tres de la declina�i�n son medio e cora��n de los noventa, e toda media propor�i�n prueva sus cabos e sus extremidades e les da di�metro e medida natural. E de lo que dicho es ponemos aqu� figura de la concordan�a e para entender el grado del alteza del sol e el grado de la su declina�i�n.

Ley ter�era de las ladezes e declina�iones generales del sol. Devedes saber que ladez de villa o logar se toma en la tabla. Onde v�s devedes saber que, por cuanto ladez dize apartamiento de la v�a del sol, bien por esso, quitados de la igual v�a del sol de la l�nea equino�ial, que tiene treze minutos, 30 2os, queda en la l�nea eclips�tica, ans� aquende como alliende de la l�nea equino�ial, de la cuenta que faze la sesta parte del �erco por su medida e di�metro �ierto cincuenta e �inco grados e cuarenta e seis minutos, 30 2os.

Esto se declara en esta manera: es regla general en geumetr�a que todo cuerpo sp�rico, si lo medi�remos enderredor, fallaremos que la ter�ia parte de la rueda es su altura por medio de cabo a cabo. Pues, por cuanto bien ans� como el �ielo e la figura del mundo en su rondez es partida por trezientos e sesenta grados, los cuales tiene se�alados todo astrolabio en su limbo, es de saber en el su rostro, queda que la l�nea ans� equino�ial como eclips�tica que parten el �ielo en luengo e en trav�s non tiene cada una de medida en trav�s salvo el ter�io de los trezientos e sesenta grados, que son �iento e veinte grados. E por cuanto la l�nea equino�ial quebranta por medio a la l�nea del eclipsi, que viene por medio e le faze dos partes en la v�a del sol, queda que cada una d'estas partes es el di�metro e medida de la sesta parte del �ielo, que es sesenta grados, medida de dos signos.

E para meior lo entender, pornemos d'esta otra parte figura a que llaman figura, de ladezes, en la cual son diez partes e en cada parte seis grados, por cuanto seis vegadas diez fazen sesenta.

Pues si quesi�redes conos�er la tabla o la foja de la ladez e declina�i�n, conos�et bien estas figuras, porque los doze grados del zod�aco en la v�a del sol dizen la declina�i�n del sol. E por esso est� en cada grado su mes. Et los grados de las otras l�neas demuestran los grados de las ladezes de las villas o lugares septentrionales e meredionales.

Pero set �ierto que cada que quisi�redes saber de cualquiera �ibdat o lugar devedes parar mientes si tal �ibdat est� de Uhelma contra oriente, ca eston�e siempre mengua la ladez; e si fuere contra oc�idente, siempre cresce la ladez. E, seg�nt cres�iere o menguare, ans� ser� de a�ader las horas o parte de horas para que sepades cu�nto est� apartado cada lugar del medio mundo.

Otros�, devedes esto mesmo entender de la declina�i�n, ca siempre que cres�e el alteza del sol, ans� mesmo siempre cres�e la declinaci�n del sol, ca es regla de geumetr�a que cuanto m�s de alteza, tanto m�s de fondura tiene el hedifi�io. E, por ende, cuanto de alteza, tanto avemos de declinaci�n del sol, ca lo vemos por experiencia, ca el agua para tanta alteza sobir primero �l tanto deve descender. Por ende, el sol tanto cuanto m�s se al�a, tanto faze mayor declinaci�n e tanto m�s se arriedra de la l�nea equinocial. Por ende, por la alteza tomamos la declina�i�n del sol e por la declinaci�n tomamos su alteza. E aqu� puede alguno dezir contra que la declina�i�n del sol non es m�s de treinta e tres grados e treinta e tres minutos, como es provado, e la alteza del sol, como es provado por la tabla de los grados de la alteza del sol, ciento e cuatorze grados, pues luego non avemos tanto por tanto.

Otros�, non podemos saber ell alteza del sol por la su declina�i�n, e ans� esta ley es ninguna. A esto digo, respondiendo, que la alteza del sol verdadera non puede ser salvo de noventa grados e su declinaci�n de noventa grados. En esta dos figuras vet.

E acab�se de escrivir en la muy noble �ibdat de Segovia, a veinte d�as del mes de abril, en el a�o de la Natividat de nuestro salvador Ihesu Christo de M.CCCC.XXVIII, por su criado Andr�s

 

 

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