Hablar del señor Cristiani, es recalentar la historia, pero independientemente de, según la historia oficial, al menos  la de la época, él es el señor de la guerra y la paz, Firmo, a fuerza de presiones empresariales, los acuerdos, quizá no de paz, sino de convivencia pacifica, entre los bandos en conflicto armado. Renuente, pero convencido de la prosperidad económica para sus intereses y de amigos cercanos, accedió a permitir la participación de la izquierda dentro del juego democrático.

Lo del presidente de la Paz, dejémoslo para otra ocasión. Cristiani privatizo la banca, junto a su incondicional Oscar Santamaría, Hugo Barrera y Archie Baldochi. El dinero de los programas de reinserción y los planes para los mismos, no fueron prioridad, en una agenda financiera política de esa administración, dejando en claro su desprecio hacia los combatientes y las victimas del conflicto, permeando las fronteras para la inmigración ilegal y el abandono de familias para el desarrollo de las temidas maras y sus deformaciones en el crimen organizado. Gracias Cristiani por su herencia.

La economía en crecimiento y desarrollo, al menos en la gran empresa, permitió una campaña presidencial de gran derroche de recursos por la derecha ortodoxa, que se veía como la prolongación del decreto divino por seguir conduciendo los destinos del país. La formula Francisco Lima- Rubén Zamora, lograron crecer frente al aparato publicitario de Armando Calderón Sol y Borgo Bustamante.

Política: la solidificación de sus políticas, como revelación divina, permitió la continuidad de sus planteamientos, la docilidad con que los medios manejaron la intervención del estado en la solución del conflicto, sirvieron de carta de presentación a una administración presionada y manoseada desde todos los sectores de la derecha, por desmarcarse de la ortodoxia acusada de delitos contra los derechos humanos. AREANA busco la forma de desligarse de su pasado ensangrentado, vistiéndose de Armani y oliendo a Chanel. El término Mercantilista fue acuñado a este tipo de gobierno, que veía en la explotación de los mas necesitados, invirtiendo en pequeñas cuotas de responsabilidad social, el sostenimiento de su plataforma de gobierno.

Económica: En el plano fiscal, el beneficio a los sectores del gran capital con la privatización de la banca nacional. La estabilidad de divisas y los fondos  provenientes del exterior a manera de cooperación para los programas de la pos guerra, permitieron mostrar un crecimiento del PIB, que en realidad solo fue el otorgamiento de fondos a los desmovilizados de la guerra y los fondos de retiro para servidores públicos que ya habían cumplido con su ciclo de ley.

Social: El crecimiento de las organizaciones sociales se vio seriamente afectado con el cese del conflicto armado, se diría que ellas, no estaban preparadas para dar el salto de evolución de la guerra a la paz. Fruto de ello, es que la llegada de la formación política llamada FMLN, que provenía de la montaña, les movió el centro de gravedad limitando ahora su presencia en las calles a foros y seminarios de reinserción.

Muchos de estos grupos desaparecieron, algunos se fusionaron con los desmovilizados de ambos bandos, las defensas civiles y comandos de la guerrilla, no encontraron una posición productiva en la sociedad y la gran mayoría emigro ilegalmente hacia el norte y en el menor de los casos a las ciudades, aumentando el numero de desempleados, con el consiguiente paso a la delincuencia común.

En esta fase, encontramos los hijos de la guerra y el abandono, los vicios y abusos de las autoridades contra la población civil, tiene como fruto las primeras organizaciones de jóvenes denominadas maras. Ellas evolucionaron bajo la complacencia de grupos políticos que veían la posibilidad de desestabilizar al gobierno y justificar el accionar del ejército en las calles. La carencia de interés por prevenir, orientar y reinsertar a estos grupos de riesgo, trae consigo los índices de criminalidad que ahora quejan el país.